🍒 Capítulo 17 🍒

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-¿Adalia? -Kakyoin intentó llamar su atención. Ella movió la cabeza y sonrió de una forma tonta.

-¡Ah, perdón! -Ella rió por lo bajo- Es que... Me di cuenta que parezco una quinceañera con este tipo de inseguridades -Volvió a reír.

-¿Hm? -Kakyoin ladeó la cabeza levantando una ceja. Ella lo observó. La sonrisa falsa de su cara se borró.

-¿No te parece inmaduro? -Preguntó sin pensarlo dos veces- ¿Acaso no es inmaduro pensar en tu apariencia física cuando estás más cerca de cumplir los treinta que los veinte?

-Me parece válido tener esas dudas -Respondió el japonés-. Sabes, creo que no es malo ser inmaduro. Lo malo es no intentar mejorar. Ojalá nunca conozcas a mi madre porque... -Él suspiró- Ella es todo un caso. Es justamente lo que te estoy diciendo. Ella es... Una horrible persona. No le deseo a nadie tener una madre así.

Hubo un silencio en el que Adalia inspiró profundamente para luego suspirar.

-Yo creo que si te conocieran mi hermano y mi madre te acogerían muy bien. Aunque vas a tener que acostumbrarte a la tosquedad de esos dos ¡Y ver una película con ellos, bufff, no! Terrible -Ella rió-. Podríamos ir cuando todo esto termine.

-¿Y qué tu madre me adopté? ¿Dos mamás? Santo cielo. Lo voy a pensar -Los dos rieron y se miraron burlonamente.

-No creo que mi madre quiera otro hijo, ya tuvo suficiente con dos -Volvieron a reír.

Poco a poco comenzaron a acostumbrarse a sus nuevas apariencias a pesar de las dudas o bromas que podían hacer al respecto. Tras unos minutos en los que hablaron más calmadamente -Ni tan emocionales, ni con tantos vacileos-, vieron a un Polnareff mucho mas moreno de lo que podría haberse bronceado nunca con su piel albina. Sonrió pícaro.

-Espero que no me vea como un cafiche -Suspiró él. Sus amigos rieron.

-No, pero... Te ves extraño -Dijo Kakyoin con voz queda con una expresión sorprendida-. N... Nunca pude imaginar en verte así. Yo...

-No te preocupes, está bien -Polnareff sonrió. Sus ojos brillaban determinados-. La verdad es que me da igual el cómo me veo.

Adalia hizo una pequeña exclamación. Eso la descolocó bastante y la hizo reflexionar aún más. "Hazlo por ti, no por los demás" pensó ella. Polnareff se arreglaba tanto porque le gustaba verse así. Sentirse como el hombre más guapo de todos, no porque buscara validación, si no que le agradaba esa sensación. Y al agradarle, se sentía seguro. Ella agitó la cabeza. El francés le dedicó una sonrisa comprensiva.

Nitza se acercó a los tres. Los observó de pies a cabeza a cada uno. Se quedó anonadada viendo las cicatrices de Noriaki. Eso era muy característico de él. Debía de eliminarlo también. Recordó que Adalia también tenía una cicatriz que con algunas prendas se lograba ver. También, las prótesis de los dedos faltantes de Polnareff serían un problema. Suspiró.

-Esto aún no acaba -Anunció la doctora-. Tenemos que desintegrar algunos rasgos todavía.

-¡¿Eh?! -Adalia chilló horrorizada. Nitza rió por lo bajo.

-No sé preocupen chicos, no les voy a insertar silicona en las mejillas -Rió ella a carcajadas-. No, no. Necesito buscar una solución a la siguiente situación: Dos de ustedes tienen marcas bastante visibles y a uno le faltan dos dedos. Con respecto a este último, lo podía hacer mucho, sin embargo, podía ayudar a los otros dos.

Los dreamers night se miraron entre ellos. Kakyoin se tocó con los dedos las líneas que llegaban por debajo de sus parpados inferiores. Polnareff movió su mano izquierda viendo como sus prótesis seguían al resto de dedos. Adalia se acomodó su camiseta con algo de incomodidad.

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