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Comenzaron los días de pesadillas e infierno para Alex, ya que Sebastián dejo a este en el sótano por más tiempo, privandolo de la comida y el agua que solo le eran brindado cuando el hombre se encontraba de buen humor, también debido al morbo que tenía Sebastián de ver al chico con ese hermoso rostro lleno de miedo y ese pequeño cuerpo cubierto de golpes que el mismo había provocado.

La anterior noche fue nuevamente un infierno para Alex ya que se negó a servirle en aquellos placeres que tanto lo lastimaban, esto enojo a Sebastián quien le propino unos buenos golpes, haciendo que su cuerpo se encontrará cada vez más débil, logrando sentir a la muerte, pero el hombre al ver lo que había hecho, trato de vendar sus heridas y curar alguna de estas, mientras lo cuidaba escuchaba como el chico sollozaba en sus sueños, pero finalmente se fue ignorando sus lamentos.

Y así nuevamente estaban los dos, Sebastián penetrando severamente la pequeña entrada de Alex mientras este solo sollozaba

-t-e o-dio e-res un s-er de-despreciable

Decía el pequeño entre sollozos y gritos, estas palabras hicieron enfurecer tanto a Sebastián que lo levantó y estampó su palma en la mejilla de Alex, lo cual hizo que esté terminará en el suelo.

-Ni se te ocurra, en tu vida volver a llamarme de ese modo y menos con ese tono de voz maldita zorra -Dijo este mientras golpeaba al chico en el abdomen, sin que esté logrará defenderse de sus ataques -
¡Levantate!

Al no haber respuesta por parte de Alex, Sebastián lo levantó bruscamente y subió las escaleras del sótano hasta su habitación, tirando a Alex bruscamente a la cama, mientras el trataba de alejarse lo más posible de el.

-¡No, yo lo siento perdonam...!-no terminó la palabra, ya que fue interrumpido por una fuerte cachetada en su mejilla que lo tumbó de nuevo en la cama.

-¡Callate me tienes arto!

Sebastián colocó al chico boca a bajo sin ningún tipo de cuidado, lo agarro fuertemente de las muñecas que fueron esposadas a la cama, sin posibilidad de moverse.

-¡No, por favor perdoname!... ¡No lo hagas! ¡Ayuda! -grito el pequeño al sentir como el látigo impactaba en sus piernas, trataba de contener esas lágrimas que amenazaban salir de sus ojos.

-Así aprenderás a respetarme!

-El re-speto tienes que ga-nartelo ¡Ah!

Esto hizo enojar aún más a Sebastián, quién tomó el látigo de nuevo y lo impacto innumerables veces en el cuerpo del muchacho, el pequeño quien solo trataba de contener sus lágrimas, hasta que sintió como por fin los golpes pararon esto lo alivio por un momento, pero luego sintió como su entrada estaba siendo invadida bruscamente por el.

Estas estocadas eran tan violentas y tan profundas que el pequeño no soporto más y cayó desmayado. No sólo por el insoportable dolor sino también por el hambre, la sed y ese pequeño recuerdo tan falso como el amor que le profesaba Sebastián.

-te amo.. por que no lo entiendes -al ver qué el pequeño se desmayo, Sebastián estaba a punto de llevarlo de nuevo a ese sótano, hasta que sintió como al tomar su brazo este se encontraba mas delgado y nuevamente observo con más detalle la condición de Alex, sus ojeras eran evidentes, sintió la presión en su pecho y se lamento.-Dije que te amaba y no parece que lo estoy cumpliendo...
Yo te prometo mí ángel que te cuidare y no te volveré a provocarte el mismo daño que estás sintiendo ahora.

Sebastián después de lo que dijo llevo el pequeño cuerpo de Alex a una de las habitaciones, dónde suavemente aseo el cuerpo del chico, descubriendo sus piernas, las cuales presentaban heridas que no estaban cicatrizando de manera adecuada, para venderlo nuevamente y finalmente recostarlo suavemente en su cama, cubriendolo con una manta mientras iba a preparar algo para su "ángel''.

-No...por favor..ne-cesi-to res-pirar-Su sollozo no era audible, pero en su interior sentía como el infierno lo comía vivo, su alma todo aquello que alguna vez poseyó estaba en manos de ese hombre.

Parpadeó un par de veces para darse cuenta de cómo se encontraba en un lugar diferente, una nueva habitación, pero de igual forma no podría enfrentarse a ese hombre que seguramente lo enviaría de vuelta a ese sótano, claro una vez este cambiará de humor, pronto comenzó a sentir como su estómago gruñía de hambre, pero trato de contenerse, no había comido en días y solo reprimía este dolor tratando de dormir para olvidar esta tortura la cuál poco a poco lo iba consumiendo.

Silenciando sus pensamientos vio como la puerta fue abierta, comenzando a desprender ligeros llantos para luego salir de la cama.

- Es-espera y-o no hi-ce n-ada por f-a-vor -Cerro fuertemente sus ojos al notar la mano del hombre acercándose

-No, mi amor no te haré nada

Sentía aquella mano recorrer su mejilla, para luego posarse en su cintura, creyó que iba a sucederle algo, pero el hombre lo levanto y lo pido en la cama mirando sus ojos.

-Te amo- Dijo Sebastián tratando de depositar un beso en la nuca de Alex, viendo sus intenciones este se alejo, para luego decir.

-No lo d-igas por fa-vor...Yo quiero v-volver a casa

-Creo que mejor iré a ver tu comida, no quiero tener que golpearte nuevamente.

Secuestro M- pregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora