Capítulo 9

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— ¡Debo de estar loca! ¡Loca! 

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— ¡Debo de estar loca! ¡Loca! 

Lucia froto sus dedos sobre sus sienes y gruño por lo bajo. Le miré y sonreí. 

— ¿Loca? ¿loca porque estamos en Química? 

Ella me miro y puso los ojos en blanco. —Este hombre me vuelve loca—, susurro y señalo al profesor de intercambio. Tenía los ojos verdes, era alto y atractivo, sin duda comenzó a provocar suspiros en mitad de la escuela. 

—Y Carlos, —dije—pensé que él te volvía loca, ahora quieres a un profesor que se irá terminando el semestre y que es mayor que tú. 

—Está muy bueno, ¿no te gusta? 

Ella mordió su labio con tanta exageración que por primera vez en lo que llevaba del día había sonreído. Jin no había llegado esta mañana y sentí por una extraña razón que el corazón se me salía de pecho. 

No sabía que estaba pasando, pero me sentía avergonzada por lo que había sucedido el domingo por la noche así que lo único que había llegado a mi mente una vez que lo viera, era darle las gracias por todo, pero no sé si todo eso valdría la pena. 

—Jungkook pregunto por ti esta mañana—me dijo después de segundos en silencio mientras anotaba algunas fórmulas que estaban en el pizarrón. 

—Es un idiota, debería haberlo matado a golpes yo misma si el señor Jin no lo hizo. —conteste reprimiendo un gruñido. 

—Creí que el sexy extranjero que tienes por guardaespaldas los haría trizas. Pero él solo recibió los golpes que Jungkook y sus amigos le dieron y ni siquiera reclamo oh mostró dolor, puedo rescatar que es un hombre de verdad, por aguantar. —Lu suspiro y se inclinó hacia mí tratando de que nadie más escuchara porque estábamos seguras de que si el profesor nos oía seriamos la burla de la clase. — Jungkook me dijo que quería decirte algo importante, pero yo le dije que era muy pronto para conversar después de lo que paso. 

 —Nunca será un buen momento, además no tengo nada que hablar, apenas y lo conozco. 

Le contesté aun prestando atención a las anotaciones del pizarrón. Nunca había hablado con él, ni siquiera había llamado mi atención y ahora de la nada quiere conversar ¿solo por lo que paso el domingo? Guarde mi resentimiento antes de que la clase terminara, pero eso no me había ayudado de mucho porque estaba pensando en darle una buena cachetada de nuevo cuando lo vi entrar por la puerta de la cafetería. 

—Tendrás que acostumbrarte a verlo, la mayoría de la escuela lo sabe así que no puedes hacer nada para repararlo. 

 Lucia hablo por lo bajo mientras intentaba no prestarle demasiada atención a la conversación.

 A veces pensaba que Lucia era una especie de vocecita interior que sabía todo lo que yo pensaba, pero era imposible que ella fuera parte de mi cabeza, no cuando mi mente se estaba volviendo loca y pervertida. 

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