Capítulo 28

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Me sonrió dulcemente y sentí que el corazón se me salía del pecho, no podía creer que este hombre me hiciera dudar después de haber prometido que lo haría

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Me sonrió dulcemente y sentí que el corazón se me salía del pecho, no podía creer que este hombre me hiciera dudar después de haber prometido que lo haría.

Por más que intentara mentirme a mí misma yo sabía que este hombre me derretía el alma, lo sentía tan cercano, tan mío, que sería el dolor más insoportable tener que alejarme de él. Yo sabía el dolor que esto me causaría, pero me lo había repetido todo el camino.

Habíamos salido por la puerta trasera sin ser vistos, ya que por ser obvio pasaban más de las seis y el horario de trabajo de los empleados de papá había terminado. 

No tuve intención de grabarme el lugar, ya que no pretendía regresar a ningún sitio que me recordara a él. Había permanecido callada mirando al frente, hasta que casi a los treinta minutos el coche se había detenido. Asome mi cara por la ventana y mire afuera, este no era el lugar a donde me había llevado la primera vez, era un fraccionamiento.

 La casa que estaba frente a mí parecía antigua y deprimente, estaba un poco más alejada de las demás en un pequeño terreno que estaba cercado. El cual cubría la mitad de la casa, Jin llego a mi lado y abrió la puerta para mí con una ligera sonrisa y como si pudiera leer mi mente contesto: —Esta es mi casa, donde pase un poco de mi vida antes de que mis padres murieran.

 La casa era bonita, de dos pisos, pero transmitía tanto dolor por aquellas ventanas cerradas y ese color verde agua que había brotado advirtiendo que ya le hacía falta una nueva capa. Caminamos por el pequeño jardín, completamente seco y con una piscina sucia. Jin sonrió y abrió la puerta principal para mí. 

 Me quede de pie viendo todo a mi alrededor, si yo pensaba que la casa de Jimin era deprimente, esta era el doble, se podía percibir que hace años no se aseaba, había demasiado polvo y los muebles estaban cubiertos por sábanas blancas dando poca oportunidad para describirlos. Suspire y le mire. — ¿Qué hacemos aquí? —pregunte. 

 Él se encogió de hombros y camino a lo que parecía ser la sala y quito una de las sabanas dejando ver un pequeño estéreo sobre una mesita de centro. Y me miro: —Cuando era un niño, mi madre me dijo que algún día le trajera a una mujer a la cual yo amara más que a mí mismo, y aunque sé que es tarde al menos quiero cumplir esa promesa. 

 Le sonreí, y me derretí por dentro, como iba yo hacer capaz de decirle que no, cuando lo único que deseaba era quedarme a su lado

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 Le sonreí, y me derretí por dentro, como iba yo hacer capaz de decirle que no, cuando lo único que deseaba era quedarme a su lado. Por dios, solo necesito un poco de valor. 

 —Así que uno de los sueños de mi madre era verme bailar. Aunque yo no sea nada bueno para el baile... Espero y soportes unas cuantas pisadas cariño... 

Solté una risita y le miré embobada atenta a cada cosa que él hacía, quería disfrutarlo por última vez, solo una vez. Me quede parada en el centro de la sala, viendo como lentamente se acercaba a mí. 

Una voz ronca y varonil que no supe reconocer se acompañaba de una suave música de piano, una canción lenta y tan hermosa que me puso los nervios de punta una vez que Jin me tomo de la cintura y comenzó a moverse de lado a lado con tanta elegancia que casi comienzo a reprochar.

¿No que no sabía bailar? Joder él bailaba tan bien que debería ser un sueño. Mis ojos apreciaron por última vez sin mirada, su cara, su sonrisa. Lo amaba tanto que no sabía de donde sacaría la fuerza suficiente para romper su corazón.

Sabía bien que en cuanto la música se detuviera tenía que decirle todo lo que había planeado para que me odiara, diría y haría cualquiera cosa para el que me aborreciera y se alejara de mí con tal de salvar a mi padre y salvarlo a él. La música se detuvo y la planta baja se quedó en profundo silencio, Jin se detuvo y bajé la mirada encontrando un poco de valor, el suficiente. 

— ¿Pasa algo? 

 Pregunto. Suspire y le mire. —Lo siento—le sonríe lo mejor que pude y guarde silencio unos segundos antes de continuar—, yo voy a casarme con Namjoon, lo elegí a él. Yo amo el dinero, la atención. No sobreviviría ni un solo día comiendo fideos. Lamento haber hecho que perdieras tu tiempo y el poco dinero que tienes, pero la verdad es que—suspire y con gran dificultad solté una carcajada alejándome de él dando un paso atrás—no puedo creer que tú hayas pensado que yo me quedaría contigo para siempre, que idiota eres... 

 Su mirada por unos segundos se desencajó, pero después me sonrió dulcemente y se volvió acercar a mí tomándome de la cintura. 

 — ¿Lo amas? 

 —Sí... estoy segura. 

 Baje la mirada tratando de reprimir el llanto, no era posible que mi valentía durara tan poco. Sentí sus suaves dedos tocar mi mentón para que yo le mirara de nuevo, sus ojos me golpearon el pecho y no pude más. Mis mejillas se humedecieron y mi sonrisa se desvaneció.

— ¿Sabes cuál es la única verdad que tu mirada refleja? —Suspiro— que me amas, más que a nada en el mundo.

 Inhale de manera tonta por mi nariz y suspire. Observé su rostro sereno y sentí como su respiración me envolvía, y aunque no lo espera lo único que no quería escuchar era eso; la palabra más poderosa para retener a una persona para siempre ya sea verdad oh mentira salió por labios: —Te amo Cailin.  

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