Esta semana se había convertido en una de mis favoritas, y es que nunca había tenido semanas favoritas.
Desde que él me sonrió todo comenzó a tomar forma y color, ni siquiera cambio un poco conmigo a excepción cuando mi padre estaba en casa, todas las mañanas me había levantado mucho antes de lo que yo acostumbraba para poder estar más tiempo con él en el coche.
Todos los días me sonreía cada vez que me miraba por el espejo retrovisor, y yo sentía que moría. Me hablaba de como era su cultura, que es lo que hacía cada vez que visitaba Corea cuando tenía la oportunidad, y cada vez que estaba cansada me tarareaba una canción de cuna para que durmiera. Sus manos habían estado más cerca de lo que habían estado.
El viernes después de clases había pedido comer, así que Jin se había estacionado frente al parque para poder pasar a lo que él dijo "su tienda favorita", ya que ahí le preparaban la sopa de una manera exquisita.
Le había esperado en el coche, pero minutos después salí afuera para poder observar mucho mejor como las mamás jugaban con sus hijos. Y por fin esta vez no me sentía sola, tenía a Jin que por extraño que parezca se estaba convirtiendo en mi todo.
Sonreí y en segundos mi ensueño se acabó cuando escuche el rugir de un coche al lado mío, le mire e hice caso omiso al escalofrío que descendió por mi espalda hasta llegar a la punta de mis pies y es que ese coche estaba completamente blindado y las personas que estaban en el interior eran imposibles de reconocer a pesar de la luz del día.
Mordí mi labio y caminé en dirección a la tienda esperando que Jin saliera lo más pronto posible, la calle estaba vacía así que agradecí porque de esa manera podría cruzarla con más facilidad.
El auto volvió a rugir y me volví de nuevo, pero este se había movido con tanta rapidez de la acera, que mi corazón se contuvo y antes de poder moverme el auto se dirigió hacia mí con fuerza.
Apreté mis ojos y segundos después sus brazos me rodearon, su cuerpo cubrió el mío y sentí el golpe detrás de nosotros, gritos se escucharon detrás, pero ni siquiera tuve el valor de mirar, sentí a Jin tensarse a mí alrededor aun sosteniéndome con fuerza. Hundí mi cabeza en su pecho e inhalé lentamente apretando mis manos sobre su camisa.
Jin gruño cuando me tomo en brazos, suspire y alce la mirada hacia él.
—Estás sangrando, estás herido.
Intente zafarme, pero sus manos apretaron con más fuerza mis piernas. Le miré sintiendo como mi corazón se convertía en un nudo. Su frente y su labio inferior estaban sangrando, pero él lo estaba soportando de una manera que no era normal en una persona, es como si estuviera acostumbrado a sentirlo.
Como si fuera parte de su vida y dolía, dolía mucho.
—Te llevaré a casa.
—Estás lastimado, déjame ayudarte.
Le dije con un nudo en la garganta. "La única manera de ayudarme es que no reproches y guardes silencio" dijo y comenzó a silbar evitando a toda costa que yo hablara.
Suspire y recargue mi cabeza sobre su pecho sintiendo los latidos de su corazón envolverme en un ligero y entorpecedor sueño, volviéndose todo negro.
Apreté con fuerza mis manos sobre la manta, segundos después abrí los ojos de golpe y me senté sobre la cama mirando hacia la ventana. Era de noche y la casa estaba en murmullos que provenían de la planta baja.
Hace mucho que la casa no se escuchaba así, debía ser bueno. Salí de la habitación lentamente y gruñía por lo bajo cada vez que mi espalda picaba de dolor, pero esto sin duda no se comparaba al dolor que Jin había pasado por mí.
Necesitaba verle, preguntarle cómo estaba y averiguar qué es lo que había pasado esta tarde, aunque no fuera una tarea fácil. Los gritos provenían del despacho de mi padre, no tuve el valor para acercarme a preguntar, porque era escalofriante escucharlo hablar con malas palabras. No es que yo no supiera decir groserías, pero escuchar a tu padre era vergonzoso.
Camine y asome apenas mi cabeza en el comedor. Todo estaba puesto para la cena, lo cual era extraño porque a estas horas nadie de nosotros dos cenaba.
Fruncí el ceño y me giré para caminar hacia la puerta principal. No tuve tiempo de detenerme cuando mi cuerpo se heló viendo a los dos frente a frente, mi miranda los recorrió a ambos mientras intentaba que mi entrecejo volviera a la normalidad.
Jin le miraba atentamente sin parpadear y Namjoon tenía una sonrisa cínica. Me sentí incómoda porque Namjoon jamás había hecho algo como esto, me refiero a enfrentarse de manera altanera a otras personas. Aclare mi garganta.
—¿Qué estás haciendo aquí Namjoon?
Él se volvió a mí y me sonrió. Camino a mi lado y sujeto mi cintura con fuerza, le mire confundida y suspire volviendo a Jin avergonzada. Él me miro y segundos después se volvió a Namjoon. Que era lo que estaba pasado aquí, que por un instante comenzaba aterrarme, Namjoon no se comportaba así al menos que hubiera una buena razón.
—No ha pasado nada, le daba las gracias al señor Kim por haberse arriesgado tanto para salvarte la vida.
—Hago mi trabajo, señor.
Le contesto Jin con esa voz profunda e intimidante, esa que había dejado hace días después hablar conmigo. Sentí que mi corazón estallaba al verle, sentía que iba a caer si no era porque Namjoon me apretaba con fuerza.
—El señor Kim acepto cenar con nosotros.
Volví a mirarle de nuevo como una estúpida, mire a Jin y él sonrió lentamente diciendo que sería un placer, esto debía ser una broma... ¿Oh aún estaba durmiendo?
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By Your Side
Fiksi Penggemar''Un amor prohibido e inevitable, con un final tan aterrador como dulcemente agonizante"