– ¡Santo Dios! – exclamó la joven exasperada.
– ¡¿Que?! ¡No he hecho nada ilegal! – exclamó el rubio de coleta.
La joven de pelos castaños lo miró con duda y sorpresa, sin poder creer lo que sus oídos escuchaban – Ed, no puedes simplemente traer a casa animales de la calle – la joven tomó el pequeño felino de pelaje blanco con manchas negras en sus manos y lo resguardó en su pecho – Sabes que no nos permiten mascotas en el apartamento – suavizó la mirada y empezó a hacerle cariños a la cabeza del felino.
Edward miró fijamente como el tacto de la castaña hacia que el pequeño gato se relajase y perdiese el nerviosismo – Ya lo sé, pero si lo piensas, un gato no hace nada de ruido – sugirió el rubio en un intento de convencer a la joven.
Paris fijó su vista en los orbes ámbar del rubio y vio que de verdad quería quedarse el pobrecito animal. Luego de pensarlo seriamente, decidió seguirle la corriente – Okay, nos lo quedaremos – los ojos de Edward se iluminaron instantáneamente y se posaron en los ojos violetas de la joven – Pero tendremos que ser endemoniadamente cuidadosos, si nos llegan a atrapar con el gato aquí dentro, de seguro nos echan a la calle – reprendió la chica.
Edward asintió varias veces y le arrebató el gato de las manos a Paris, y prosiguió a darle un tour por el pequeño apartamento que estos dos amigos compartían. El rubio sostenía al felino con una mano, mientras que con la otra tomaba la pequeña pata del gato y apuntaba hacia los lugares que introducía.
– Ésta zona de aquí en la cocina, por favor nunca te acerques aquí, Paris se enojará conmigo si tocas su preciosa zona de relax – la joven soltó una pequeña carcajada desde la entrada del apartamento, ya que le hacía mucha gracia el hecho de que Edward se comportase así de infantil. El rubio luego se dirigió hacia la habitación que compartían el y la chica – Este es nuestro cuarto, aquí puedes hacer lo que quieras – exclamó el rubio pero se arrepintió rápidamente – ¡no no no! Retiro lo dicho, por favor no toques mi preciosa colección de discos, me ha costado un montón conseguir cada uno de ellos – explicaba el rubio, como si de verdad el felino entendiese ni pío de lo que decía.
La castaña los vio con ojos cariñosos hasta que los perdió de vista, ya que habían entrado a la habitación. Soltó un pequeño suspiro, se quitó su abrigo y lo puso el el perchero al lado de la puerta. Seguido de esto, quito sus zapatos de plataforma y los dejo tirados por allí, para luego desplomarse en el sofá y cerrar sus ojos. Había tenido un día agotador en el trabajo y ahora lo único que quería era no moverse por 12 horas seguidas. Lo primero que vio cuando llegó del trabajo, fue a un rubio de cuclillas en la esquina de la sala, asomándose detrás del sofá, muy claramente escondiendo algo. Para su sorpresa, Edward había decidido traer a casa un gato que encontró en un callejón, que no dejaba de llorar por su madre.
La castaña sonrió al imaginarse que el pequeño gato ve a Edward como su madre.
– Que imagen más perturbadora – Rió para ella misma, tomó un suspiro y se levantó del sofá, se dirigió a la cocina para hacerse un delicioso y merecido café, el cual acompañaría de una torta de limón que había horneado el día anterior. – ¡Ed! – llamó la chica – ¡¿Quieres café?! – preguntó al aire esperando que el rubio le escuchase.
No hubo respuesta si no hasta unos cinco segundos después, Edward se asomó por la puerta de la habitación y la castaña notó como la antena del cabello del rubio se movía, como con anticipación.
– Depende, ¿puedo comer de la tarta que hiciste ayer? – preguntó el de orbes ámbar.
La castaña sonrió, porque esa imagen fue asquerosamente tierna – Por su puesto que si, tonto.
– Entonces si – Edward le regaló una sonrisa y volvió a la habitación a seguir jugando con el gatito.
Paris, luego de ver eso, sintió que vivía ella sola en un apartamento con un chico con energía de golden retriever y ahora un pequeño gato sin nombre. No pudo evitar emocionarse ante esto, porque ambos son extremadamente tiernos.
•••
Paris y Edward son mejores amigos desde que ambos tienen memoria. Ambos decidieron alquilar un apartamento juntos, ya que sería mucho más fácil cubrir la renta entre los dos, y que mejor roommate que tú mejor amigo, ¿no?
Aunque detrás de toda esa fachada de mejores amigos, como en muchas situaciones, hay sentimientos de por medio.
Paris perdió la cuenta del tiempo del que llevaba enamorada del rubio. Incluso antes de que vivieran juntos, ella siempre sentía esas famosas 'mariposas en el estómago' cada vez que lo veía. Para ella, Edward era una ternura de chico, atento y gracioso. A veces hasta demasiado inocente e infantil.
A los 23 años de edad, estar viviendo con el chico que le ha gustado desde hace años, la hace demasiado feliz.
Había logrado tanto con Edward, que en algún momento de su vida, simplemente decidió enterrar sus sentimientos en lo más profundo de su ser. »¿Para que arruinar todo esto que hemos construido juntos con sentimientos tontos?« pensaba la chica, ya que, El corazón de Edward le pertenecía a otra mujer.
Una chica de la cual Paris es amiga, Winry.
Le duele el hecho de que sea tan buena chica, es hermosa, atenta, y también ha sido amiga de Edward por años. Paris sabía que no tenía derecho de entrometerse en algo como eso, porque, Winry le había confiado el secreto de que ella correspondía los sentimientos del rubio.
Eso la mataba por dentro cada vez más, ya que, ellos dos eran el uno para el otro, ambos se gustaban mutuamente y cada vez se les empezaba a notar más. Poco a poco, Paris sentía como perdía a su mejor amigo y el amor de su vida, poco a poco, se distanciaba de ella.
Paris también sabía, que en cualquier momento, el hecho de que Edward viviese y compartiese habitación con su mejor amiga... recalco, MUJER, seria un problema en la relación de su amigo.
Ella sabía, que el tiempo que le quedaba con Edward, se estaba acabando.
Y tampoco iba a hacer nada para detenerlo.
•~•~•~•~•~•~•~•~•
Bueno! Prólogo de la historia.
¿Que les pareció? uwu
Denle amor a la estrellita porfa, que no muerde.
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Future Nostalgia [FMAB•Edward x OC]
Fanfiction"Regresa por favor" te extraño. - No te vayas - te necesito. "Nada es lo mismo sin ti" te quiero. - Paris... yo juro protegerte - te amo. El amor puede venir en distintas maneras; puede disfrazarse de distintas cosas. Para Paris Bennet, el amor vino...