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– Si lo piensas... no es tan raro el hecho de que tenga un sello de sangre – comentó la castaña.

– Eso lo sé... llámame idiota y todo lo que quieras... pero se supone que un sello de sangre debería estar hecho de sangre, ¿no? – respondió Michael, y Paris asintió – Bien. Entonces; ¿como mierda es que lo tienes tatuado en la piel?

– Y yo que voy a saber... – respondió exhausta – Un día lo descubrí, y créeme que intenté sacarlo, pero no pude. Luego de volverme una alquimista estatal fue que descubrí que era un sello de sangre, porque no podía encontrar ningún tipo de información de ese círculo en las bibliotecas públicas – explicó cruzando las piernas. – No se lo he enseñado a nadie. Es básicamente la prueba de que soy una maldita transmutación humana...

El de cabellos ceniza se le quedó viendo, notablemente confundido. Es decir... no debería ser raro, pero lo es. Difícil de explicar.

– No puedo permitir que lo vean. – concluyó la castaña desviando la mirada.

– ¿Pero eso que significa? – preguntó Michael llamando la atención de la chica – ¿Es permanente? ¿Tu alma siempre estará atada al cuerpo de Emma? – preguntó curioso.

– Ese es el problema, no tengo ni la más mínima idea – respondió con ironía. Soltó un suspiro y se acordó de que debería estar en otro lugar ahora mismo.

Se levantó de la cama y se dirigió al baño para echarse una ducha rápida. Tenía algunas manchas de sangre que quería sacar de su cuerpo.

En la habitación, Michael se encontraba sacando las sábanas de la cama que se habían manchado de algunas gotitas de sangre y las ponía de lado, luego pediría unas nuevas. Suspiró cansado. Tenía que regresar a sus asuntos antes de que sospechasen algo.

– ¡Paris! ¡Me tengo que ir! – avisó mientras arreglaba un poco su ropa – ¡Cierra con llave cuando salgas y déjala en recepción! – y salió de la habitación sin más.

Luego de unos minutos la castaña salió del baño con su cabello mojado y vestida completamente a excepción de su franela que tanto le gustaba. Con una toalla en mano secaba como podía su cabello. Caminó al rededor de la habitación intentando encontrar una solución, y allí estaba. La bonita y costosa maleta de Michael.

Solo había ropa de negocios más algunas cosas de primera necesidad. Nada raro. Pero era perfecto ya que era exactamente lo que ella necesitaba. Tomó una camisa blanca y cerró la maleta. Se la puso, cerró los botones y luego se colocó su típica chaqueta encima. Realmente no combinaba, pero era lo único que tenía.

Dejó la toalla de vuelta en el baño, se dio un último vistazo asegurándose de que todo estuviese en su lugar, y tal y como dijo Michael, salió de la habitación, pasó llave y luego la entregó a recepción.

•••

La castaña estaba de vuelta en los cuarteles militares. Se encontraba de camino a la oficina del Coronel, necesitaba por lo menos dejarle saber que estaba viva.

Cuando entró a dicha oficina, todos los presentes voltearon y posaron su vista en ella, a lo cual se sintió un poco avergonzada.

– Paris – llamó la rubia quien se levantó del escritorio que compartía con el resto del equipo Mustang – ¿En donde estabas? – preguntó acercándose a la castaña.

– Dije que me encargaría de mi herida, y así fue – respondió mientras cerraba la puerta detrás de ella.

Riza tomó los hombros de la joven y la miró directamente en su único ojo visible. – ¿Segura que estas bien? – preguntó con preocupación genuina.

Future Nostalgia [FMAB•Edward x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora