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De momento, Paris se encontraba corriendo como si su vida dependiese de ello, mientras luchaba para no tropezar con nadie en su camino a la estación de trenes.

– Con permiso... permiso... – decía la castaña mientras se hacía paso entre el montón de gente en las calles. Su respiración era entrecortada y exagerada, sentía como no llegaba suficiente oxígeno a sus pulmones. Desde que había salido disparada de casa de Michael, tenía un largo camino por recorrer.

Si perdía ese tren ahora, tendrá que esperar hasta mañana, y, digamos que el viaje no es corto...

Su melena se movía de lado a lado a veces obstruyéndole la vista. Una cosa sobre Paris, es que nunca arregla su cabello. Siempre tiene algún tipo de maraña en su cabeza, a la par de su característico parche en su ojo izquierdo. Nunca se lo quita, a menos que sea Michael quien esté frente ella, o esté sola. Tiende a utilizar botas de cuero, plataformas planas, que le llegan hasta sus pantorrillas. Shorts de mezclilla que le facilitan toda movilidad junto a sus típicas franelas negras sin manga y holgadas. También utiliza una chaqueta gris que es unas dos tallas más grande de la que debería utilizar; debido a esto, sus mangas siempre están dobladas hasta sus codos, y el fin de la chaqueta le llega hasta sus muslos. En conclusión, más cómoda que presentable. Ese era su característico estilo que, a pesar de que ya varias personas le hayan dicho que se vista un poco más femenina, ella simplemente siempre escogió estar cómoda y medio presentable. Pero, a pesar de lo desaliñada que esta chica es, como buena alquimista estatal, tiene dos cinturones; uno en cada muslo. En el derecho, una funda de cuero especialmente hecha para una daga de supervivencia, la cual por su puesto siempre llevaba con ella. Aquella daga había sido un regalo por parte de Michael el día que Paris tuvo que huir. En su muslo izquierdo, el cinturón sostenía una pequeña bolsita de cuero que guardaba crayones blancos, para cuando sea necesario dibujar un círculo de transmutación.

– Ay... Dios santo... – llegó hasta la entrada de estación de trenes, y se tuvo que detener abruptamente a descansar su pobre respiración. Sus pulmones dolían y su cara se sentía caliente, seguramente debido a el flujo de sangre acelerado por el uso de oxígeno. Se apoyó en sus propias rodillas para recuperar su compostura mientras miraba al suelo.

Escuchó una maquinaria pesada liberando presión, para luego escuchar ese característico silbido que indica que su tren, estaba en marcha.

La castaña se percató de esto enseguida y volvió a echar a correr. Varios guardias estuvieron a punto de detenerla, pero al percatarse de quién era, se alejaron y dejaron que continuase su camino.

– ¡Lo siento! – exclamó la chica mirando hacia atrás, dirigiéndose a los guardias que había pasado casi que a la velocidad de un rayo. Cuando devolvió su vista al frente, vió la oportunidad única y perfecta para subir a su tren. Tomó lo último que le quedaba de energía en sus músculos y aceleró, para luego dar un salto y así aterrizar de golpe en una de las separaciones de vagón del tren.

Al darse cuenta que su salto de fe funcionó, ni se inmutó. Se quedó echada en ese piso de metal por unos minutos respirando exageradamente.

– Bien... bien... – comentó al aire, para luego levantarse y por fin entrar al vagón en donde pudo tomar asiento y descansar tranquila. Se sentó al lado de una ventana para poder ver el camino, y así se distrajo por toda la trayectoria. Viendo árboles y montañas pasar, a veces jugando con su reloj de bolsillo, el cual la identificaba como una alquimista estatal. Sus ojos pesaban a la par que el sol se ocultaba, había comprado su ticket para este tren en específico, ya que el viaje sería largo y podría dormir toda la noche en el tren, para así llegar temprano a su destino.

Cayó dormida apoyando su cabeza a la ventana sin ninguna pena, ya que esa carrera le había quitado gran parte de su energía. Probablemente había saliva cayendo de su boca, es decir, conociendo lo desinteresada que está en su imagen...

"Paris..."

La nombrada reaccionó a esto, estrujando sus ojos sin ser realmente consciente.

"¿Cómo estás?"

Paris empezó a moverse incómodamente en su lugar, notablemente algo la molestaba. Su respiración se volvió pesada, sus manos volvieron puños.

"¿En dónde estás?"

Esto fue lo que detonó la bomba. La castaña se despertó abruptamente acumulando aire en sus pulmones como si se hubiese estado ahogando minutos atrás. Parpadeaba repetidamente mientras llevó su mano a su pecho, quedando asombrada por lo rápido que su corazón latía. Intento calmarse para así no llamar la atención de los demás pasajeros.

– No de nuevo... – suspiró para sí misma en un intento de calmarse. Cerró sus ojos delicadamente y dejó salir el aire de sus pulmones lentamente, haciendo que los latidos de su corazón se calmasen.

Un empleado se acercó al asiento que Paris ocupaba, se inclinó un poco y la miró con preocupación – ¿Esta bien señorita? – preguntó amablemente.

Paris volteó la vista hacia el joven y no tardó en asentir repetidamente – S-si... lo lamento, todo está perfecto – forzó una sonrisa que el joven no creyó ni por poco, pero no siguió insistiendo. Asintió y siguió su camino por el estrecho pasillo de aquel tren.

Luego de aquel evento, la castaña miró por la ventana y se sorprendió al ver que ya había amanecido, y que muy pronto llegaría a su destino.

•••

– ¿Es ésta toda la chatarra que tienen? – preguntó Paris.

La pareja de ancianos asintió. El hombre abrazaba por la espalda a su esposa, y se veían confundidos.

La castaña sonrió cálidamente – ¡Genial! – rebuscó entre los bolsillos de su chaqueta, sacando unas monedas, para luego dejarlas en la mano de la anciana – muchísimas gracias – concluyó, viendo cómo los viejitos le agradecían por haberles comprado una pila de chatarra. Los ancianos se fueron del lugar felices de que ahora tenían un poco de dinero.

Paris busco un crayón en su pequeña bolsa, y cuando lo sacó, se arrodilló en el suelo. Empezó a dibujar un círculo de transmutación relativamente grande. Luego de esto, empujó toda la chatarra hacia el centro del círculo, la chatarra consistía de metales, cueros y demás trastes. La chica miró la pila de basura y sonrió. – Bien... a trabajar – se arrodilló afuera del círculo, para luego poner sus manos en el borde de este, provocando que una luz azul se hiciera presente, junto con algunos rayos y sonidos extravagantes. Cuando estas luces cesaron, una motocicleta especialmente hecha para un terreno arenoso se hizo presente en el medio del círculo. La chica había usado su alquimia y la pila de chatarra para crearla. Lamentablemente no podía llegar a Liore directamente en tren, primero debía cruzar un extenso desierto, y no era lo estúpida suficiente como para ir caminando.

¿Era moralmente correcto dejar que una jovensita de 15 años conduciera una motocicleta? Técnicamente, no. ¿Tiene ella algún tipo de supervisión? De nuevo, no... pero, lo que realmente importa es que... ¿es completamente asombroso y cool que Paris pueda crearse cuantas motocicletas quiera? Hell yeah. Así que, punto para la alquimista.

Con lo que sobraba de la chatarra, se hizo unos lentes que protegerían su ojo de la arena que se levante al ella pasar. Se montó en su nueva motocicleta, y sin más que decir, empezó su camino hasta Liore.

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Lol.

La narradora tenía ganas de romper la 4ta pared desde hace un buen tiempo. ¿Lo agrego como parte de la historia o no? A mi me parece súper divertido lol díganme si hago mas momentos así o no plssss

Also, somehow we made it to #1 on Ed's tag?????? HOW?????? DID THAT HAPPEN????? EXCUSE ME????? (I mean, temporarily but still, the hype it's real)

Denle un toquesito a la estrellita, así como los toques esos locos de Facebook lmao

Future Nostalgia [FMAB•Edward x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora