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Edward se encontraba fuera de los cuarteles militares junto a Alphonse. Ambos sentados en las escaleras de entrada al edificio.

– Tch. ¿Ahora nos tenemos que aguantar a que nos vigilen? – dijo el rubio como una pregunta retórica. Estaba notablemente estresado debido a la orden que el Coronel le dió a Paris.

– Ya verás que no tendrá nada de malo, nii-san. – dijo Alphonse intentando calmar a su hermano – ella no se ve como alguien malo.

Edward volteó su mirada hacia la armadura con un semblante serio – Al. Sabía mi nombre, pero no sabía que era un alquimista estatal – explicó, ahora formando una duda en la cabeza de Alphonse – Estoy casi seguro de que no la hemos visto nunca en nuestras vidas. – concluyó, diciendo esa última frase cada vez más bajo.

Alphonse no respondió nada, pues su hermano tenía razón. Tenía sentido lo que decía. Pero, a pesar de eso una corazonada le decía que Paris no era alguien de quien desconfiar. Se sentía un poco acorralado ya que, por su puesto debería tomar el lado de su hermano, pero tampoco podía simplemente ignorar lo que su instinto le decía.

– Solo intenta llevar la fiesta en paz, ¿no crees? – recomendó Alphonse – Tel vez esto también sea tedioso para Paris-san.

Edward sonrió de manera sarcástica – Si.. sobre todo – se rió, sin ninguna gracia.

Escucharon unos pasos detrás de ellos, ambos voltearon al mismo tiempo y sus miradas encontraron a la castaña bajando por las escaleras junto con el Coronel.

– ¿Listos? – preguntó el Coronel sin detenerse. Les pasó de largo junto con Paris dirigiéndose al vehículo que los esperaba a los cuatro al frente del edificio. Los hermanos se levantaron de sus lugares y caminaron hacia el vehículo también.

El automóvil era especialmente grande en la parte de pasajeros, y los asientos estaban uno al frente del otro, de manera que los pasajeros quedasen frente a frente. Paris se sentó junto al Coronel mientras que los hermanos se sentaron al frente de ellos.

El auto empezó su camino, y con esto, el Coronel también empezó a explicar unos detalles sobre Shou Tucker.

– Hace dos años, Tucker logró transmutar una quimera que entendía el lenguaje humano. Debido a esto, le entregaron su título como alquimista estatal, Sewing Life. – explicó Roy.

– ¿Entendía el lenguaje humano...? ¿La quimera? – repitió Edward, procesando la información recién dada – ¡¿Estás diciendo que podía hablar?! – exclamó sorprendido.

– Supuestamente, si. Podía hablar... Dijo solo una cosa – pausó, creando tensión en el ambiente. – "Quiero morir" – concluyó, dejando un sentimiento incómodo en los hermanos.

»Esa quimera suena como alguien a quien yo quisiera tener de amigo« pensó Paris, tomando el relato como una broma. Su humor era distinto al de las personas en Amestris, y ella lo había notado desde hace mucho tiempo atrás. Por eso, aprendió a guardarse sus pensamientos no muy aptos para las situaciones.

– Luego de eso, se rehusó a comer todo lo que le ofrecían y murió luego de unos días – continuó el Coronel.

La cara de Edward era todo un poema. Sorprendido y al mismo tiempo asustado. Iba a conocer a un científico que logró que una quimera hablase, tuviese un propósito y que lo cumpliese. A pesar de que el propósito haya sido tan oscuro...

Luego de unos minutos más en el vehículo, llegaron a su destino. Se bajaron y vieron que llegaron a una casa enorme, una mansión. Roy se adelantó y tocó la pequeña campana que había al lado de la puerta principal, avisándole a los residentes que estaban aquí. Detrás del Coronel estaban los hermanos esperando a que abriesen la puerta, y más atrás de ellos se encontraba Paris dándole las gracias al conductor por haberlos traído. Cuando volteó, vió una sombra enorme acercándose velozmente al rubio.

Future Nostalgia [FMAB•Edward x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora