Capítulo 28

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ELYSA SENTIA UN ECO de pérdida.

«Ven aquí...»

Un susurro suave, celestial, que la obligó a cerrar sus ojos.

«No lo escuches».

«Ven aquí... aquí...».

Silencio.

Algo la abrumaba. No podía tragar.

Algo cálido la rodeó.

«Invierno, estás aquí».

Él siempre estaba ahí. Pero su presencia era débil, como una llama que estaba a punto de extinguirse.

Invierno se estaba yendo. No. Invierno se desvanecía conforme lo alejaban de ella, dejando en su lugar una soledad desesperante. Elysa sollozó en algún lugar, aulló con todas sus fuerzas, forcejeó, incluso arañó una superficie que le desgarró la piel. Ella buscaba su contacto con anhelo.

Cuando sus sentidos la hubieron abandonado por completo, ella gritó y lloró como cualquier persona que sentía una amargura inmensa seguida de la desesperación.

Sintió un destello de dolor.

Invierno desapareció.

El Espíritu del InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora