Capítulo 7

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Ron:

—Así que tú eres el chico que recibió una bofetada por la señorita ¿eh?

—Él es Terry —dice Riner, señalando al omega con cuernos de toro y una especie de aro en su nariz.

—Ah, yo...

—Solo es un muchacho. No parece tener más que la señorita.

—Ella es Laila. —señala a una omega felina.

—Si, bueno...

—Haber cuánto dura, los nuevos por lo general se van al cabo de una semana. —parece burlarse de mí.

—Cole, deja de asustar a los nuevos. —le dice a un omega joven, un mono.

En medio de la conmoción, entra una omega oso a la cocina.

—¿Acabaron tan pronto? —pregunta el tal Terry

—Solo la señorita. El señor sigue comiendo.

—Cada día parecen tener un problema nuevo.

—La señorita está cansada de todo esto. Pero no hay nada que podamos hacer. —de pronto la omega oso parece notar mi presencia —¿es él? —Riner asiente. —es de la edad de la señorita Kara ¿qué te hace pensar que puede cuidar de ella?

—No seas tan dura con el muchacho, Ursa. El chico puede hacerlo bien. Lo ha demostrado esta mañana.

—La señorita me lo comentó. Ella a sacado la cara por ti.

—Y acabe abofeteado por el padre de Kara

—¡Ten más respeto, niño!

—Calma, calma. Ron, ella es Ursa, es algo así como la nana de la señorita Kara.

—¿Algo así como su madre sustituta?

—Cuida tus palabras, chico. No planeo suplantar a la madre de la señorita.

—Pero la cuidas como si lo fueras.

—Está bien, suficiente. —se interpone Riner —verás, el tema de la madre de la señorita Kara es un poco delicado para todos. No nos referimos al tema. —se voltea —Terry ¿Podrías servir la comida? El muchacho debe continuar con su estudio.

—A poco lo pusiste a leer el instructivo... —dice Cole con una sonrisa burlona.

—Debe saberlo para que no cometa errores.

Parecen ser omegas agradables a pesar de su extraño comportamiento conmigo. Pero me sigue incomodando estar entre tantos en un lugar. Por lo que, en medio de la conversación que sostienen durante el almuerzo, me escabullo y me voy a comer solo.

Buscar un lugar en donde comer me sirvie para recorrer los alrededores de la mansión. <<Aquí parece estar bien>>. Me siento bajo la sombra de un árbol muy junto a una ventana. Y mientras comía, el sonido de un violín y un bello canto acompañaron el momento.

<<Viene del segundo piso>>. Por mera curiosidad, trepo el árbol y me acomodo en un rama para seguir escuchando. <<¿Por qué tengo una ligera sensación en mi pecho?>>.

—¡¿Qué haces ahí?! —me sorprende al punto de casi caer de la rama.

—¡Casi haces que caiga!

—¡Entonces, ¿por qué estás ahí arriba?!

—Eso no te incumbe. —digo mirando al lado opuesto a ella.

—En realidad, sí. Ya que cualquiera que te viera pensarían que estás espiando por la ventana de mi habitación.

—Tsh... ¿por qué querría espiarte a ti? No tienes nada que no haya visto antes.

—¡Eres un grosero!

—¡A puesto a que nunca nadie te había hablado de esta forma! Como si hubieras vivido tu vida entera entre cuatro paredes, que patética forma de vivir.

Noto que no me responde, y cuando quiero mirarla, desvia la mirada y cierra la ventana de golpe junto con las cortinas.

—¿Cuál es su problema?

—¡Ron! —había olvidado completamente que debo volver con Riner para continuar leyendo el instructivo —¡Baja de una vez y vuelve a tu estudio! Aun te queda la mitad por leer.

—Ahora bajo...

—Si te sigues perdiendo de esa forma, serás una pésima escolta.

—Está bien, está bien. Ya voy.

—¿Qué hacías ahí arriba?

—Nada.

—Espero no hayas molestado a la señorita, ya que esa es su ventana.

—No parece que le agrade. Ya enserio, dime por qué me buscabas a mí para esto.

—Todo a su tiempo Ron. Prometo que te lo diré todo cuando seas un trabajador estable. Ya te lo dije.

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Un lazo irrompible (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora