Kara:
Apenas entro, me encierro en mi habitación. No quiero ver a nadie. Estoy harta de todo.
Nunca antes me había enfadado tanto en mi vida.
—Señorita Kara. Por favor, abra la puerta, no ha comido nada en toda la mañana.
—No quiero ver a nadie, Ursa. Por favor, déjame sola. Y que nadie venga, ni siquiera mi padre.
Hablarle de esa manera me hace sentir bastantemal. Siento que me estoy desquitando con los demás, y no se lo merecen.
Ursa deja de insistir y se marcha dejando la comida fuera de mi habitación.
—No quiero seguir con este tipo de vida. Mi padre es un inconsciente. Ni siquiera le importa el cómo me siento. —digo mientras camino de un lado a otro hasta detenerme en el recuerdo de cómo mi padre se acercaba a mi para abofetearme —él... recibió el golpe por mí, a pesar de todo lo que dijo antes. —ahora me siento mal por él —soy patética, después de todo y aun no sé su nombre.
Alguien toca a mi puerta.
—Ursa, ya te he dicho que no deseo ver a nadie, pero si te hace sentir mejor entraré la comida en un momento...
—Lamento decepcionarte, pero no soy Ursa y no vengo a verte, princesita. Riner me dijo que fuera a la biblioteca pero no me dijo en dónde estaba.
—Eres muy grosero. —digo desde el otro lado de la puerta.
—Nadie es perfecto, ¿vas a decirme en dónde está o tendré que seguir vagando por este inmenso lugar?
Dejo pasar un minuto y acabo por rendirme. Salgo de la habitación y lo voy apoyado en uno de los pilares.
—Te tomas tu tiempo ¿eh?
—No es mi culpa que estés perdido —camino delante de él para guiarlo. Mi caminar es firme y moderadamente rápido.
—Tampoco es mi culpa. Riner no me dijo en dónde era.
—¿Y por qué no saliste junto a él?
—¿Acaso esperas que lo persiguiera por los pasillos estando casi desnudo?
No lo había notado hasta ese momento. <<Él estaba casi desnudo cuando yo entré...>>. Siento que me arden las mejillas.
—¿Estás bien? De pronto te sonrojaste. Oh... —lanza una risa maliciosa —apuesto a que nunca antes habías visto a alguien así.
—Cierra la boca. Grosero. —nunca me había sentido tan humillada en toda mi vida.
—Mi nombre es Ron. No "grosero".
—Y el mío es Kara. No "princesita". Y debes referirte a mí como te lo indicó Riner.
—Oh, sí. señorita... Kara... —dice en tono de burla.
—Deja eso.
—¿Qué cosa?
—Deja de burlarte de mí.
—Para ser una humana con tantos lujos, eres bastante amargada.
—Y tú... a.. tú eres... —no tengo nada —eres un pulgoso...
Ambos nos miramos con una expresión de enfado en nuestros rostros. Yo lo miro furiosa hacia arriba, y él se inclina un poco para enseñarme los colmillos.
La puerta de la biblioteca se abrie de golpe, lo que nos hace sorprendernos. Riner nos observa pacientemente con las manos en la espalda.
—Señorita Kara, no es necesario que descuide sus modales por este omega sin educación. Ron, debes respetar a la señorita. Recuerda que en un par de días comenzará tu labor de cuidar de ella, por lo que deben llevarse bien. Idealmente.
—Lo siento... —decimos al unísono.
—Muy bien. Señorita Kara, Ursa me ha comentado que no ha querido comer nada desde la mañana. Irá a su habitación y comerá lo que le ha llevado, por favor. —sonrie con cortesía.
—Está bien.
—Ron, pasarás los siguientes dos días metido aquí aprendiendo el reglamento de esta mansión. Así que comencemos ya. —lo toma de la ropa y lo mete a la biblioteca cerrando la puerta.
No puedo discutirle nada a Riner. A pesar de ser un empleado, prácticamente me ha cuidado desde que nací.
Vuelvo a mi habitación a comer lo que Ursa me dejó.
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Un lazo irrompible (Editado)
FantasiaLas vidas de Ron y Kara son completamente diferentes desde que nacieron. Ron es un hombre bestia nacido en los barrios bajos de ciudad de Lina. Y Kara, una simple humana proveniente de una familia aristócrata con la vida resuelta. Aunque son de mund...