Capítulo 44

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Kara

A la mañana siguiente, mi padre da el aviso. Los reune a todos en el salón, incluyéndome.

—Los he reunido a todos para informarles un asunto de último momento. —todos se ven nerviosos —he decidido irme junto con Kara a Ciudad Bento. No sé cuando volveremos, pero todos ustedes se quedarán a cuidar de la casa y les pagaré como siempre, a excepción de Riner y Erick —todos intercambian miradas —ustedes dos irán con nosotros.

—Será un placer, Señor Marcos. —dice Erick.

—Como usted diga, Señor... —responde Riner.

—Nos vamos mañana temprano. Quiero que todo esté listo para la tarde. —No digo nada —ya pueden irse.

Todos se van, incluyendo mi padre y Erick. Solo quedamos Riner y yo en el salón.

—Señorita Kara... —ni siquiera puedo hablar. Si abro la boca, lo único que lograré será romper en llanto. Riner me mira y se da cuenta de ello —pequeña... —me abraza.

—Yo... —me aferri a su ropa con fuerza —no hice nada... —empiezo a llorar con desesperación —Riner... —levanto la mirada —Ya no sé qué hacer.

—Tranquila —acaricia mi mejilla y seca mis lágrimas. Sus ojos están brillantes y sus pupilas dilatadas. —ya verá que... Todo saldrá bien —me abraza con más fuerza —Yo voy a protegerte como si fueras mi propia sangre. Eso te lo juro—la voz se le quiebra —pero también debes ser fuerte. Saldrás de esto si eres fuerte.

Nos quedamos en el salon hasta que logro dejar de llorar. Riner me acompaña a mi habitación y me dice que empaque. Que él hará lo mismo.

Durante todo el día, no hago nada más que empacar mientras limpio mis ojos a cada momento. Me arden bastante por las lágrimas.

—¿Señorita? —llama Riner. Le digo que pase.

—Ya acabé. Por cierto ¿Sabes algo de Kanna?

—No la he visto hoy, disculpe.

—Mi vida no había sido tan desdichada —me siento en el borde de la cama —supongo que...

—Señorita...

—Me rindo... —veo mis lágrimas caer al piso —haré lo que mi padre quiera... — Riner se arrodilla junto a mí —solo viviré porque no quiero ser injusta con Ron... Quiero que tenga una buena vida... —comienzo a llorar. Riner vuelve a abrazarme —quiero que al menos él pueda vivir libre y feliz. Qué al menos él pueda vivir a su manera.



 Qué al menos él pueda vivir a su manera

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Un lazo irrompible (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora