Capítulo 59

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Ron

Nos acaba de llegar la noticia sobre la muerte de Riner. Está lloviendo muy fuerte afuera. Naly llega a mi casa llorando, completamente mojada y con una carta en la mano.

—Rony. El abuelo...

Es todo lo que necesito escuchar para hacerla entrar, abrazarla y evitar que siga mojándose.

—Tranquila hermanita. Sabíamos que esto pasaría en algún momento —agradezco el que viniera a darme el aviso de todo lo que pasaba —¿Saben que estás aquí? —niega con la cabeza sin despegarse de mí —Saliste sin decir nada otra vez. Naly, Kanna debe estar muy preocupada por ti.

—No me habría dejado venir a decírtelo.

—Te quedarás aquí hasta que pase la lluvia. Luego te llevaré a casa.

Le pido que se siente en la sala de estar un momento. Tengo que ocuparme de algo primero.

—Aquí está tu paga. Espero que no nos volvamos a ver —cierro la puerta y me quedo ahí un momento.

—Rony. Ella...

—No es nadie. No hablemos de eso ¿si? —sonrío forzadamente —lamento que tuvieras que ver eso.

Naly nunca me había visto con alguien más. Y mucho menos con alguien de ese tipo.

Me siento junto a Naly para que hablemos de Riner, pero, al parecer, ese tema queda en segundo lugar.

Nos mantenemos en completo silencio. Supongo que Naly está molesta por lo que acababa de ver.

—Llevamos siendo amigos desde que tengo 7 años, Ron... —no puedo mirarla —¿Crees que no puedo notar tu estado de ánimo? —aprieto los dientes para no llorar frente a ella —¿Crees que no me doy cuenta de que —la voz se le empieza a quebrar —¿has estado sufriendo por ella todos estos años? —me cubro la cara —Siempre te has comportado como si fueras el más fuerte de todos. Como si fueras mi hermano mayor. —oír eso me hace querer llorar aun más —eres muy bueno como para caer en esto, Ron. —no dice nada más.

—Yo... de verdad intenté seguir con mi vida igual que ella —digo llorando —hice de todo para sentirme bien conmigo mismo. Para hacer sentir orgulloso a Jack, a mi padre... —me cubro las orejas fuertemente con ambas manos. Me acabo lastimando un poco con mis garras —Pero... Pero no ha pasado un solo día en el que no piense en ella sin que me sienta miserable por dejarla ir.

—Ron... —acaricia mi espalda y luego guia mi cabeza hacia ella para abrazarla como si fuera mi madre —No puedes seguir viviendo así. Vivir con ese dolor, solo acabará matándote. Y a ella junto contigo.

Termino recostándome en el sofá, con la cabeza en el regazo de Naly mientras acaricia mi cabello y mis orejas. Comienzo a sentir mucho sueño, pero no quiero levantarme.

—Aveces pienso que me volví loco —digo mirando a la nada. Naly ríe por lo bajo.

—No estás loco, hermanito. Solo estás enamorado de quien debes —continúa acariciando mi cabeza —Terry dice que esto es mucho más difícil para nosotros que para los humanos, ya que los omega somos más emocionales que ellos.

—Sí, también lo había oído.

Naly se pone a tararear una canción de cuna, y poco a poco me voy quedando dormido.

A la mañana siguiente despierto en el sofá. El día está soleado, tengo una manta sobre mí y Naly no está. El ruido de algo rompiéndose delata su ubicación.

—Perdón... —dice al verme entrar. Está recogiendo una taza rota.

—Descuida... —digo estirándome y bostezando un poco.

—¿Cómo dormiste?

—Interesantemente bien.

—¿Te sientes mejor?

—Una cervatilla de 15 años me vio llorar a mí, un lobo de 26 años, como si fuera un niño, y me tarareó una canción de cuna para dormir ¿como crees que me siento?

—Estás bien —sonrío.

—¿No deberías ir a la escuela?

—¿Y tu al trabajo?

—Niña tramposa.

—Bebé llorón. —Oímos que golpean la puerta.

—Yo voy —veo a Kanna en cuanto abro la puerta —Hola Kanna. Naly está aquí —la veo respirar tranquila. —Adelante.

En cuanto la ve, Kanna regaña a Naly, y por alguna razón que no acabo de entender, me regaña a mí también.

—Ustedes dos no tienen remedio.

—No entiendo por qué me regañas a mí también —digo bebiendo el café que Naly había preparado. Sabe horrible, pero no tengo corazón para decírselo. —Además, Naly lo hizo con buenas intenciones, y sabes que siempre que sale sin avisar termina aquí.

—Pues por eso te regaño a ti también. —dice Kanna —Ustedes dos se han vuelto tan unidos que hasta parecen hermanos. —me apunta —y tú siempre la defiendes. Nunca le has dicho que algunas de las cosas que hace están mal.

—Tienes razón —miro a Naly —Kanna tiene razón. —sonrío —siento que si no estoy de su lado enviará a Jack para que me golpee —Ambos reímos —Está bien, lo siento. Naly, como tu hermano lobo mayor, es mi deber decirte que salir sin decirle nada a nadie, está mal.

—Jack dijo una vez que también hacías eso cuando eras incluso más joven que yo —miro a Kanna.

—No puedo discutir contra eso. Culpa a Jack por habérselo dicho —Kanna me da la razón. Naly y yo chocamos palmas.

Me siento mucho mejor por lo de la noche anterior. El resto del día hicimos una reunión con los demás en la mansión para recordar a Riner y los buenos momentos que habíamos tenido con él.

Le debo mucho a Riner. Prácticamente le debía la vida.

 Prácticamente le debía la vida

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Un lazo irrompible (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora