Kara:
Ya es la hora. La familia a la que me vendió mi padre al fin llegó. Y Ron no estápor ningún lado.
—Ya lo encontré —dice Riner algo agitado —no debe de tardar.
—¿Estás bien?
—Sí, estoy bien. Ahí viene.
—Es gracioso como mueves la cola cuando estás molesto. —murmuro riendo.
—Sí, bueno... ahí vienen ¿recuerde lo que debe hacer?
—Sí, lo recuerdo. Ser educada, amable y...
—No usar a Ron para terminar con la junta.
—Claro, claro. No lo haré, lo prometo.
—Ya estoy aquí —dice Ron.
—Llegas tarde —digo intentando parecer molesta.
—No es a mí a quien vienen a ver.
—Pero es a mí a quien debes cuidar.
—Como sea. —se cruza de brazos y voltea hacia otra parte.
—Nada de peleas. —dice Riner.
Padre se me acerca.
—Kara.
—Padre.
—Más te vale no arruinar esto.
—Descuida, padre, no arruinaré tu oportunidad de escalar socialmente. No te preocupes —digo sarcásticamente.
—Y tú. —se dirije a Ron —más te vale no arruinarlo.
Ron suelta un gruñido.
—Si todo resulta bien, será mejor que entrenes a tu perro callejero. Podría morder a alguien algún día.
—Ya basta, padre.
—Sigo sin entender porqué preferiste recogerlo de la calle en vez de buscar a alguien con experiencia.
—Padre, ya es suficiente.
—Descuida. —dice Ron. —no ha dicho nada que no me hayan dicho antes...
—Han llegado. —dice Riner.
El carruaje frena frente a nosotros; Erick abre la puerta, de él baja una joven un poco mayor que yo, de ojos claros y cabello dorado a la luz del sol. Luego baja una mujer delgada con un vestido rojo, cabello oscuro y ojos marrones que resaltan con lo claro de su piel. La sigue un hombre de hombros anchos, bien vestido al igual que mi padre, cabello rubio, ojos claros. Aunque quería pensar que no era como mi padre. Y por último, bajó un chico, alto, de cabello oscuro y ojos claros que de inmediato se clavan en mí.
Me invadeun escalofrío.
—Bienvenidos a nuestro hogar señor y señora Claiborne. Es un honor tenerlos aquí, y a sus hijos también, claro.
—Es un placer estar aquí, nunca habíamos venido a estos lugares del país. Los chicos están emocionado de venir aquí, señor.
—Oh, me disculpo. Mi nombre es Marcos Bridgestone —me toma de los hombros —y ella es mi hija, Kara Bridgestone.
—Un placer... —digo un tanto abrumada.
—Mi nombre es Joel, ella es mi esposa Tyra, mi hija Tiana, y mi hijo John.
—Es un placer —contesta mi padre.
—Veo que tiene a omegas trabajando para usted. Que interesante —dice la mujer con evidente desagrado.
ESTÁS LEYENDO
Un lazo irrompible (Editado)
FantasíaLas vidas de Ron y Kara son completamente diferentes desde que nacieron. Ron es un hombre bestia nacido en los barrios bajos de ciudad de Lina. Y Kara, una simple humana proveniente de una familia aristócrata con la vida resuelta. Aunque son de mund...