Capítulo 1 parte 3

192 22 1
                                    

Todo salió acorde al plan, y mi padre no se enteró que salí de la mansión a conocer una pequeña parte del mundo.

Ahora quiero conocerlo todo; cada rincón conocido y por conocer. Pero, hay algo que me preocupaba.

Los días después de la salida no han sido diferentes a los otros. Mi padre no supo que salí de la mansión, y los omegas y yo guardamos el secreto. Cada vez que puedo, voy con Riner a la biblioteca para leer más acerca del tema de las parejas predestinadas.

—No ha dejado de leer esos libros desde que salió con Ursa ¿a qué se debe este tan repentino interés, señorita Kara?

—No es nada en especial, solo me gustaría saber más acerca del tema. Eso es todo.

—Es gracioso —suspira —la conozco desde que nació, y nunca ha logrado esconderme algo. ¿A qué se debe el secreto? ¿pasó algo mientras estaban en la ciudad?

—Se supone que no debemos hablar de eso... —murmuro.

—Sí, lo sé. Pero usted es la única persona que viene a la biblioteca así que...

—Supongo que tienes razón —Coloco un marca páginas y cierro el libro —no estoy segura de lo que pasó, pero tuve una extraña sensación cuando crucé la mirada con un omegas lobo.

—¿Un omega? No me diga que...

—Es por eso que estoy leyendo...

—¿Y cómo es?

—Es un ladrón. Y cuando lo ví, lo habían apuñalado en un costado. Supongo que si estoy viva es porque él también lo está. Suponiendo que es quien creo que es.

—Los libros dicen que cuando alguien conoce a su alma gemela, solo ellos lo saben. Estos libros fueron escritos por alguien que tuvo esa experiencia, y quiso mostrarle al mundo cómo era.

—Ya veo.

Riner se pone de pie, y nerviosamente comienza a hojear uno de los libros que aún no había visto.

—Aquí está. —dice señalando una página —el autor describe todo lo que sintió cuando conoció a su alma gemela.

Leo detenidamente lo que dice el libro.

—Es exactamente lo que pasó —Riner se queda viéndome —y ¿qué pasará ahora?

—¿Qué le preocupa?

—Supongo que en este momento temo que lo maten, ya que la última vez que lo vi estaba muy mal herido.

—¿Cómo era?

—Es un lobo, con pelaje de color rojizo y ojos marrones... —totalmente distinto a lo que me había imaginado —parece alguien no muy amigable, además de ser un ladrón.

—Ya veo. Los ladrones por lo general viven en las zonas bajas de la ciudad. Y si está herido, lo más probable es que quiera pasar del dolor e ir a beber a alguna taberna o algo por el estilo.

—¿Cómo es que sabes todo eso, Riner?

—Yo crecí en esos lugares, señorita. Mi familia era pobre y no había mucho que hacer, hasta que mi padre comenzó a robar para alimentarnos a mi madre y a mí. Cada vez que le iba mal, pasaba de ir a casa y se iba a algún bar cercano a beber. Y yo habría tenido el mismo destino si no hubiera sido porque su abuela paterna me ofreció un trabajo aquí hace 55 años.

—No sabía que llevabas tanto tiempo trabajando aquí. ¿No te aburres?

—Claro que no. Aquí tengo todo lo que necesito. Muchos libros, tranquilidad, silencio, y la compañía de la señorita. Aquí todos harían lo que fuera por usted. Es la única que nos trata como a iguales.

—No veo por qué no habría de hacerlo. Todos son merecedores de respeto sin importar quienes son.

—Déjeme ayudarla con esto. —me siento confundida —déjeme encontrar a esa chico y traerlo aquí.

—¡¿Estás loco?! ¿y que pasará en cuanto lo traigas.

—Será un empleado como todos nosotros.

—¿Y por qué traerlo?

—Porque aquí él estará a salvo. Y usted también.

Suena a un buen plan, pero me preocupa el que mi padre se niegue a recibir a más omegas como empleados.

—Déjeme encontrarlo y luego ver qué hacer con él.

—Mmm... —realmente no sé qué hacer. Un lado de mí parece interesada en el plan de Riner, y la otra prefiere dejar las cosas así como estan y esperar una segura muerte, ya que es posible que lo asesinen a él por su estilo de vida —si mi padre se llega a enterar de todo esto, y de quién es él, no sé lo que pasará.

—Señorita Kara, la muerte no es la respuesta para nada.

—Odio esta vida... —me tembló la voz —no sabes cuánto me gustaría no haber nacido entre estas paredes, con un padre que si pudiera me vendería.

—Comprendo. Pero aún así, no permitiré que una joven con una vida por delante como usted se deje vencer de esta manera. Cuando usted nació, le prometí a su abuela protegerla, porque ella tenía una idea de la vida que le esperaría.

—No tengo recuerdos de ella.

—Dama Ina murió cuando usted tenía un par de años. Es por eso que no tiene recuerdos de ella. —exhala un suspiro —pero bien, volviendo al tema.

—Está bien, Riner. Te dejaré hacerlo si crees que es lo correcto.

—Gracias, señorita.

Riner se pone de pie rápidamente y continúa limpiando y ordenando libros en los estantes. Momento exacto en el que mi padre entra en la biblioteca.

—Kara.

—Padre...

—Debemos hablar.

—¿Sobre qué?

—Lo hablaremos en mi estudio a solas. —voltea y se marcha cerrando las puertas detrás de él.

—Si ha de pedirte él mismo que fueras, debe de ser muy importante.

—¿Se habrá dado cuenta?

—No lo creo. Habría entrado furioso y habría armado un escándalo aquí mismo.

—Tienes razón...

—En fin, dese prisa y no haga esperar al señor —me levanto dejando los libros como están, y antes de irme, Riner me da un aviso —señorita, hablaré con su padre esta misma tarde para llegar a un acuerdo. Y es posible que salga mañana a primera hora. Solo para que lo sepa. Cuide este lugar por mí hasta que regrese.

—Lo haré —lo abrazo —ten cuidado.

—Descuide...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un lazo irrompible (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora