Un lazo irrompible (Editado)

Capítulo 46

Ron:

Jack me dijo que fuera a descansar un poco, ya que la clientela llegaba en el atardecer, y quienes venían durante el día no eran para nada un trabajo.

Realmente no puedo descansar nada. Solo me quedo recostado hasta que ya es la hora de bajar a mi primer día de trabajo honesto.

Atender el bar no es tan difícil. Solo debo llevar y servir las cervezas a las demás mesas, limpiar las mesas cuando se desocupan, y guiar a los recién llegados a una mesa. De las peleas de borrachos y toda clase de conflictos se encarga Jack.

—Oye Rony —dice Jack —atiende a ese que está allá. Lleva un rato esperando.

—Claro, ahora voy.

En el lugar hay un montón de olores mezclados. Alcohol, tabaco, humanos, omegas de distinta especie. Pero hay algo extraño. Hay un olor familiar; y no es el de Jack.

—¿Qué te sirvo amigo?

—Hola, Rony. Que gusto que seamos amigos finalmente. —sonríe.

—Erick.

—Quiero el licor más decente que tenga este lugar, quiero que me lo traigas tú mismo y que te sientes a hacerme compañía. —suelto un gruñido — Vamos, estoy seguro que te interesará lo que tengo que decirte.

Voy a la barra.

Por un momento me desoriento. No esperaba volver a saber de ellos tan pronto. Mucho menos de él.

—¿Estás bien? —Mira a Jack —si quieres puedo ir yo a atender a ese tipo.

—No —me mira extrañado por mi reacción —Estoy bien —sonrío fingiendo burla —¿Cuál es el licor más fino que tiene este lugar? —me apoyo en la barra.

Le digo a Jack que estaré con "ese tipo" en la mesa un momento. Luego llevo la botella, le sirvo el trago, y me siento a la espera de que empiece a hablar.

—No está nada mal ¿No quieres?

—¿Qué es lo que quieres? ¿Cómo diste conmigo?

—Ya sabes que yo lo sé todo... —se toma el vaso y me pide otro —Solo venía a darte la noticia de que Marcos, el padre de Kara, ha decidido llevársela lejos de este lugar. Y de ti. —estoy a punto de hablar cuando él se adelanta —pero descuida que no va a estar sola. Marcos le dijo a todos que se quedaran para cuidar la casa. Y nos dijo a Riner y a mí para que los acompañemos.

—Al menos sé que con Riner estará bien.

—¿No te preocupa que yo también vaya?

—Preocupación no es la palabra que yo usaría. Más bien es, recelo. Después de todo eres un cobarde.

—Como sea. En todo caso esperaba una reacción diferente.

—¿Como que te saltara encima y te molinera a golpes? No soy un animal salvaje, Erick. —apoyo la espalda en el respaldo de la silla y cruzo los brazos — Aunque ganas no me faltan.

—En fin... Nos iremos a la ciudad de Bento. Allá le enseñarán a Kara a ser una señorita respetable —continúa bebiendo. Ya va por el quinto vaso —y a fijarse en seres que estén más a su altura —me mira completo —Nos iremos mañana temprano.

—¿Por qué viniste aquí a decírmelo? Debo suponer que nadie sabe que estás aquí.

—Solo mírate. Tan maduro a tu edad.

—Creo que ya debes irte.

—Hay una cosa más que quizás te interese —vuelvo a sentarme.

—¿Ahora qué?