Las vidas de Ron y Kara son completamente diferentes desde que nacieron. Ron es un hombre bestia nacido en los barrios bajos de ciudad de Lina. Y Kara, una simple humana proveniente de una familia aristócrata con la vida resuelta.
Aunque son de mund...
La puerta de mi habitación se abre de golpe. Es Ron.
—¡¿Pero qué...?! —comenza a caminar cerrando la puerta detrás de él —¡¿Qué te sucede?!
—Erick me ha aceptado.
—¡Eso es genial! —sonrío, pero intento volverme seria nuevamente —¡Pero eso no te da el derecho de entrar a mi habitación cuando quieras!
—Discúlpame. Pero quiero que me des respuestas, y no me iré hasta que las tenga.
Siento que mi corazón se detiene. <<¿Qué hago?>>
—Yo no...
—No intentes mentir. Sé que hay una razón por la que querías que yo hiciera esto; sé que Riner también lo sabe y que se lo contó a alguien que conozco. —sus ojos muestran una expresión que no sé descifrar —estoy harto de vivir teniendo que aguantar el que los demás me oculten cosas. No quiero eso ahora, ya no lo quiero. Así que por favor, dímelo.
Primero un ladrón de mal carácter, luego un chico sensible bajo los efectos de los fármacos que le salvaron la vida, después un chico grosero que no le importa responder mal a nadie. Y ahora, un chico que solo quiere dejar de vivir engañado.
—Yo... —me rindo —está bien.
—Te escucho. —se cruza de brazos.
—Ese día que robaste aquel puesto en que te apuñalaron. Cuando se fueron pasaste frente a mí y cruzamos miradas. Entonces, sentí una presión en mi pecho.
—Lo recuerdo. Recuerdo haber caído de rodillas al sentir eso. Creí que era por la puñalada. Luego volteé y clavé la mirada en... ti, eras tú, estabas ahí.
—Era la primera vez que salía de este lugar. —miro las paredes.
—Pero eso no me dice el por qué llegué aquí.
—¿Has oído el que por cada humano, hay un omega para él o ella?
—¿Quién no? Mi padre me contaba esas historias. ¿Qué con eso?
—Es lo que somos. Tú y yo.
—No puede ser. —se ríe falsamente.
—Cuando estuviste a punto de morir, yo casi muero también y...
—Ya veo, me tienes aquí para mantenerte con vida. —no sé qué decir —no eres diferente a los demás. —noto la decepción en su rostro.
—Ron..
—Humanos como tú solo se preocupan por sí mismos. Es decepcionante. —parece reírse, ocultando su expresión.
Ron sale de la habitación sin nada más que decir. Mientras, yo solo miro la puerta cerrarse detrás de él.
—Quizás tengas razón en todo lo que dices, Ron.
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