Capítulo Veintidós.

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Me partió el corazón verla así. Es como si todo lo que construimos se hubiera ido a la basura.

Mi pobre nena no ha dejado de llorar. Ya pasan de las 4 y lo único que pide hacer fue sacarla de la piscina y llevarla a darnos un baño. Realmente le está afectando esto...

Está recostada en su cama viendo la televisión, envuelta en tantas mantas cuántas encontró... Con el pelo húmedo cayendo por sus ojos, sin una gota de maquillaje encima... Se ve hermosa.

Me acuesto junto a ella y vuelve a abrazarme como lo ha estado haciendo todo el día.

—Tranquila...

Sé que ahora lo menos sensato de mi parte sería pensar en hacerle algo más para que se sienta bien, por qué sé que no busca eso. Busca que pueda darle la seguridad de que aquí voy a quedarme, pero es que ese factor ni yo lo tengo aún, es por eso que no quiero prometerle nada.

No quiero que sea mañana. ¿A quien quiero engañar? Mañana llegan sus padres, mañana cada quien irá a la Escuela en su auto... Mañana Cada uno seguirá con su vida. Al fin puedo entender su miedo y lo comparto con ella. Sé que después de esto conocerá a más y más idiotas... Pero también sé que siempre será mía. Mía y solo mía.

Su llanto cesa luego de unos minutos, agradezco que lo haya hecho, por qué ya faltaba poco para que yo también comenzara a llorar.

—N-No quiero que te vayas... — Me confiesa como una niña pequeña... Con la nariz tapada e hipando por lo mucho que ha llorado.

—Es que no voy a irme, muñeca...

—¡Si vas a hacerlo! — Se separa de mí de manera algo brusca. —¡Después de esto vas a irte con Alexa!

—Nena, ya habíamos hablado de esto... No voy a irme con ella...

—T-Tu lo dijiste...

—¡No es verdad, Rye! ¡No Puedo creer que sigas pensando que es así!

—¡Tú mismo me lo dijiste! Y la verdad lo entiendo... Ella... Ella tiene mucha ventaja sobre mi...

Acabó con mi paciencia.

—¿Te estás escuchando? ¡No lo puedo creer! ¡No es posible que sigas creyendo que la prefiero a ella! ¡Te elegí a ti! ¡Te elegí a ti sabiendo que ya la tenía a ella!

—Y así como me elegiste a mi, puedes volver a elegirla a ella.

—Estás actuando como... Cómo... ¿Te estás enamorando o que mierda te pasa?

El color cae de su cara. Palidece por completo... Entonces...

—¡No digas estupideces!

—¡¿ENTONCES QUE MIERDA PASA CONTIGO?!

Se asusta... Carajo...

Se limpia las lágrimas de las mejillas y se abre camino hacia su cama nuevamente. Mete la cabeza debajo de la almohada y comienza a gritar y a patalear... Supongo que esa es la manera que tiene de descargar su ira... No gritándole a la gente.

Grita. Grita mucho y patea de una manera exagerada... Es como una niña pequeña haciendo una rabieta.

—Ven acá. — La tomo de una de las piernas y detengo su gran berrinche.

—¡Sueltame!

—¡Estás actuando como una niña!

Hago que se volteé y me pongo encima de ella, poniendo mis manos sobre las suyas para que no las mueva.

Sus preciosos ojos están llenos de lágrimas. Están rojos igual que su nariz, su respiración está agitada y a duras penas puede hacerlo.

—Sueltame.

—Sólo mantén la calma...

—¡Dije que me sueltes!

—¡Te estoy dando una orden, Riley! ¡Quédate quieta!

Se paraliza completamente pero no deja de llorar...

—No llores, nena... No quise gritarte, lo lamento...

Desvía la mirada.

—Hey... — La tomo del mentón y hago que me mire. —Linda... No cambiaría lo que ha pasado por nada en el mundo... Si tuviera que elegir, elegiría volver a ti siempre...

—Mentiroso...

—¿Por qué no quieres creerme?

—Por que esto es lo que hace la gente como tú y como yo...

¿Cómo ella y como yo? ¿De qué habla?

Al parecer ella quiere que las cosas sean así. Con esto puedo confirmar que no puedo tener nada serio con ella.

Me quito de encima de ella y me siento en una esquina de la cama. —¿Enserio quieres que esto sea así?

—Jon, no es es...-

—Que bueno que estés consciente... Me da gusto, de verdad. — Miró el reloj en la pared. Apenas son las 7, pero creo que ya no tengo nada que hacer aquí.

Me levanto de la cama y tomo mi maleta del suelo para empezar a guardar todas mis cosas.

—¿Porqué te vas?

—Ya no tiene caso quedarme aquí.

—Pero tu dij...-

—Da lo mismo. — La interrumpo. —Un día más o un día menos.

Ella se levanta y se para frente a mi. Pone sus pequeñas manos al rededor de mis mejillas, pero me sorprendo al no sentir nada cuando lo hace.

—Lo siento...

—Ya. — Le quitó las manos de mis mejillas. —Gracias por el fin de semana. Te veré después.

La dejo ahí parada cuando terminó de recoger mis cosas y salgo de la casa. Dejé el auto estacionado afuera y a una pequeña niña llorona dentro de la casa.

Always •|Jon Bon Jovi|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora