Capítulo Veintinueve.

336 19 5
                                    

Riley.

I'd Come For You suena en mi celular, llenándome la mente de dolorosos y hermosos recuerdos... Pronto se van a desvanecer, de eso estoy segura, y cuando lo hagan, finalmente podré desprenderme de él sin que me duela tanto.

Carly Se fue hace unos minutos. Mañana hay un examen importante y ella tiene que prepararse. Se supone que yo también debería estar haciéndolo, pero es Literatura y no hay nada que se me facilite más que eso. No necesito estudiar para Literatura...

Las dos botellas vacías de vino están frente a mi, invitándome a seguir bebiendo, pero no puedo permitirme caer de está forma. Esta no soy yo. Yo no soy la chica que se emborracha por un hombre... Menos por un hombre que no la quiere.

El timbre de la casa suena, despertándome de los recuerdos que pasaban nuevamente por mi cabeza. Suena y suena hasta que me levanto a ver de quién se trata.

Me debato mucho en abrirla puerta... No podría soportar que mis papás me hayan jugado una mala pasada y sean ellos; no pueden verme en este estado y mucho menos enterarse que decidí emborracharme por un idiota. Soy Riley Blake, no cualquier niña tonta... ¿Qué estoy diciendo?

Me recargo un poco en la puerta para poder botar el seguro sin que se quede trabado y lo que veo frente a mi me deja perpleja...

Jon está escurriendo, tiene la nariz y las mejillas rojas, haciéndolo ver demasiado adorable.

—Hola...

Me quedo pasmada durante unos cuantos segundos. No sé que hacer, lo tengo frente a mi pero no sé que hacer.

Lo tomó del brazo por inercia y lo hago entrar para que deje de mojarse. Él me estrecha en sus brazos sin pensarlo dos veces, pero yo no me muevo de dónde estoy.

—Por favor, abrázame...

—J-Jon... — Intento separarlo un poco de mí pero no lo logro como quiero... Solamente siento sus lágrimas correr, empapando mi camiseta.

—No llores...

Paso mis manos por su cabello en un intento de consolarlo para que deje de llorar. Odio que la gente llore, y más cuando sé trata de alguien que yo quiero.

Finalmente cedo y lo tomo entre mis brazos tanto como me lo permiten. Él se toma más fuerte de mí y continua llorando. No puedo creer que este chico tan dulce esté llorando de este modo. ¿Que le habrá pasado?

Lo tomó por la barbilla para que me mire y me topo con unos hermosos ojos azules plagados de lágrimas. —¿Qué pasa?

Suelta una leve risita. —Es que... U-Una chica... — Sonreí. Siempre hemos hablado de nosotros como si fuéramos otras personas. Eso le da el toque a lo que sea que tengamos. —Una chica... Carajo... Me dejó durante dos días y ya no lo soporto...

—¿Ah, si? ¿Qué hiciste para que te dejara?

—Le dije cosas hirientes... ¿Crees que me pueda perdonar?

Mi mente comenzó a maquinar una buena estrategia... Lo necesitamos los dos. Dos días sin estar juntos, sin sentirlo me están volviendo loca.

—Quizás...

Tracé con mi dedo la silueta de su abdomen de arriba a abajo y comencé a notar su respiración agitada.

—¿Quizás...? ¿Que necesita para perdonarme?

Nos miramos a los ojos y por primera vez en todas estas horas puedo respirar. Sus ojos están llenos de deseo. De deseo por mi, de hacerme suya otra vez al igual que los míos. No permitiría que nadie que no fuera él me hiciera suya de este modo.

—Ya lo sabes.

La última letra de mi oración es callada con un beso... Sus labios se estamparon contra los míos sin pensarlo dos veces, pero yo también comenzaba a alucinar sus besos, sus caricias y todo cuanto pudiera darme.

Entramos torpemente en la casa para cubrirnos del frío y subimos a mi habitación tan rápido como pudimos. Se encargó nuevamente de quitarme algo más que la ropa. Me quitó los miedos, la tristeza... El miedo que sentía a perderlo nuevamente se desvaneció por completo mientras lo dejaba hacerme suya.

Jamás olvidare el recuerdo de sus ojos sobre mi. Miraba mi cuerpo como si fuera una obra de arte. Me ruborizaba solo con mirarme, me intimidaba... Todavía lo hace.

***

—¿Me extrañaste? — Le preguntó de repente.

Suspiró. Conocía la respuesta, más no quería decirla...

—Si. — Fue todo lo que respondió.

Su pequeña amante se acurrucó en su pecho, dejándola escuchar los latidos de un corazón enamorado y herido. Sus manos habían ido al paraíso de su cuerpo nuevamente. Estaba sumido en ella, en su cuerpo... Lo tenía atrapado y eso comenzaba a asustarlo. Si quería tener una escapatoria de esos pensamientos debía encontrar una solución rápidamente. Pero sabía que implicaba alejarse de ella.

Tenía 19 años. No sabía exactamente lo que quería. Solamente sabía que no estaba dispuesto a sentirse herido o lastimado otra vez. Ella podría demostrarle que no todo en el mundo era tan malo como él creía, pero no podía permitirse aquello. No estaba listo, pero estaba seguro que ella esperaría hasta que lo estuviera.

































♥️
Espero que les haya gustado💙

Always •|Jon Bon Jovi|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora