Always •|Jon Bon Jovi|•

Capítulo Veintisiete.

Riley.

Comienza a llover y la carretera está completamente húmeda. Bajo un poco la ventana y dejo que el aroma de los árboles inunde mis fosas nasales. Ese olor siempre me ha tranquilizado, y en este momento eso es lo único que necesito: Silencio y tranquilidad.

La brisa que está cayendo entra por el diminuto espacio de la ventana y me pega en la cara suavemente. Apenas y logro recordar el camino a casa... Y es que la única persona en la que consideraba que estaba mi hogar ya no está.

Hoy no lo vi en todo el día, lo cual me causa un poco de alivio, pero también siento mucha... Paranoia? No... No sé que sea... Pero ciertamente a veces me siento mejor cuando sé algo mínimo de él que cuando no está conmigo. Siento algo dentro que me hace querer saber cómo está, si está bien... Y cuando no hablo con él, como hoy, me conformo con verlo de lejos... Al menos así sé que está bien.

Cuando llego a casa, el auto de mis papás todavía no está en el garage, supongo que no han llegado.

Dentro, todo está como lo dejé. El vaso que dejé en el lavaplatos sigue ahí; mi suéter sigue en el respaldo de la silla y mi bolsa sigue encima de la mesa... La rutina está volviendo a mi vida. Se cuela por las ventanas, por cada una de las rendijas y comienza a abrazarme cuando llega a mi... Ya siento nuevamente ese vacío en el pecho y dudo mucho que alguien pueda reemplazarlo.

La contestadora suena, anunciando que alguien llamó; presiono el botón y  dejo que el altavoz repita el mensaje:

«Rye, cariño, el viaje se ha alargado unas cuantas semanas. Responde este mensaje si es que quieres venir con nosotros o si prefieres quedarte en casa.”

La voz vacía de mi mamá deja de sonar en el altavoz... Quizás deba quedarme aquí... ¿Le importará si me voy? Sinceramente no creo que le importe... Pero no estoy segura.

Le respondo a mi mamá en una llamada que le avisaré en los próximos días. Tengo que pensarlo por qué no sé cuanto tiempo tengan que permanecer allá y no quiero irme tanto tiempo...

No quiero pensar en eso por ahora. Necesito hacerlo estando sobria completamente y eso lo decido cuando me sirvo una copa de vino.

Debería llamar a Carly, y mis manos corren hacia mi teléfono antes de que pueda detenerme.

—¿Hola?

Me retiro la copa de la boca para poder hablarle. —¿Estás ocupada?

—Pues... No, ¿Sucede algo?

—Estoy sola y abrí una botella de vino...

—Rye, No puedes continuar así.

—Sólo necesito la compañía de mi mejor amiga, es todo... — Le explicó antes de que se me rompa la voz.

Suspira. Sé que la he cansado con este tema, pero finalmente accede a venir.—: Voy en camino, no te acabes la maldita botella.

Me levanto y pongo algo en el tocadiscos. Tomo un disco de Cheap Tricks y lo pongo debajo de la aguja. Cuando la voz de Randy Hogan suena en la habitación me siento más tranquila... Aunque me siento exactamente como en la canción.

Siento frío y tengo miedo... Miedo de que no regrese y de que se olvide de mí. Claramente él está muy bien, así que supongo que no debe entender cómo me siento yo.

Luego de unos minutos, Carly entra por la puerta trasera y tira su bolsa en algún lugar de la cocina; se aproxima a mí y me envuelve en sus brazos... Justamente ahora es cuando puedo darme el lujo de seguir tirando lágrimas. Mis padres nunca van a enterarse de ésto y ahora que no están puedo llorar todo cuanto quiera.

Me relleno la copa y una más para Carly. La choca conmigo y me Mira tomarme todo el contenido en un solo trago... Su mirada expresa desesperación, lástima si es que es eso... Lástima hasta cierto punto.

—¿Sientes lástima por mi?

Me mira, claramente confundida.

—¿De qué hablas?

Una lágrima cae por mi mejilla, pero ya no me importa seguir llorando.

—Sé que sientes lástima por mi...

Se aproxima a mí en cuanto termino de hablar y comienza su discurso. —:No siento lástima por ti, ¿De dónde sacas eso?

Alzó los hombros. —Puedo sentirlo...

Ella me pasa una mano por el brazo, haciéndome confirmar cada vez más mi sospecha.

—¿Esta es su camiseta? — Me pregunta tomando la prenda entre sus dedos. Asiento y la escucho suspirar. —Linda, entiendo que te sientas mal, pero no puedes seguir así...

—Yo no lo elegí...

—¿Entonces quien lo hizo?

—Él tiene la culpa.

—Ninguno de los dos la tiene.

—¡Claro que sí! — Me levanto de la silla de golpe. —Él entró en mi vida así como así, me dio las herramientas para quererlo y ahora que ya lo hago no sabe cómo quitarmelas.

Mi celular suena dentro de la mochila pero lo dejo así. Dudo mucho que sea él y si es mamá, seguro pensara que estoy haciendo tareas o algo por el estilo. No quiero hablar con él, no quiero verlo, no quiero saber absolutamente nada de él.

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