3. Plan

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La conciencia de William había retornado, pero su cuerpo continuaba sin responder, así que procurando parecer dormido, vio todo el trayecto a la zona de celdas, vio cómo, luego de entrar por la puerta principal, su captor lo llevaba por un pasillo desolado, probablemente bajo tierra, para luego aparecer en el ala este de la edificación y continuar arrestándolo por diez minutos hasta la celda.

Lo dejó allí en el suelo, al lado de Daniel, que seguía durmiendo. Mientras una mujer gritaba que la liberara, que para qué la tenía allí, luego él pensó que lo había visto, porque dijo.

―Oh por dios, ¿por qué lo tienes a él?

―Porque nos vamos a divertir, pequeña ―dijo el payaso.

Después de eso escuchó el sonido de la cerradura al cerrarse y solo cuando se cercioró que su captor no estaba, al no oírlo por más de dos minutos, decidió abrir los ojos. Y tal como lo pensó, en el fondo de la celda estaba ella. Emily estaba esposada a una viga de madera, y tal como el hombre que había encontrado hace días, ella estaba comenzando a demacrarse. Aun así, el impulso de verla viva y cerca de él lo llevó a besarla como nunca antes.

La mente de William trabajaba rápidamente, tenía que encontrar una forma de salir de allí, sea como sea, y para el infortunio de su captor, el ya conocía el camino de salida, pero ¿Cómo salir de la celda?

De repente sus pensamientos se enfriaron, y lo escuchó, los pasos volvieron y algo que se arrastraba, "ese debe de ser Stephen" pensó, pero no pudo constatarlo, la celda no se abrió, en cambio el sonido pasó de largo y luego el mórbido silencio. Sin embargo, ese silencio solo duro unos minutos, debido a que comenzaron los gritos desgarradores, gritos de dolor indescriptible, mientras que por lo bajo se escuchaba esa risa "Giojojojojo". "Es él, claro que es él". Pensaba William. "Oh Dios, perdóname por traerte a esto", entonces comenzó a llorar.

Emily, ante la escena llena de especulaciones, se puso a llorar en el hombro de William, este último solo podía ver la puerta, pensando que Stephen muy pronto estaría muerto.

Después de, por lo menos, media hora, los gritos cesaron y ambos se quedaron despiertos a lo largo de la noche, escuchando el cantar de los grillos, hasta que Daniel despertó, completamente desconcertado. Luego de entender su situación trató de forzar la puerta.

―Daniel para ―espetó William―, ¿quieres atraerlo?

―Solo quiero salir.

―Daniel, saldremos, pero no así, tenemos que engañarlo, golpearlo cuando menos piense y solo así tendremos tiempo de salir... así me lo enseñó... mi hermano ―dijo viendo el suelo.

―Bien, como tú digas.

"Realmente mejoraste en el psiquiátrico, William", pensó Daniel.

Los dos pasaron la noche en vela, Emily estaba durmiendo por primera vez en días, el hecho de que William estuviera allí la hacía sentir más segura, sin embargo, también la hacía frágil.

Por otro lado, los dos amigos se la pasaron pensando, William sabía que, para engañarlo, tenían que ganárselo primero, tenían que hacer que confiara en ellos, pero a qué costo harían esto, ¿cuánto esperarían? O más bien ¿cuánto soportarían?

Ganárselo era imprescindible. Luego lo golpearían por la espalda y para suerte de ellos, Daniel no golpeaba suave.

Eso fue lo que acordaron esa noche, ganarse la confianza, golpearlo, escapar. Eso fue lo que Evan Bolton hizo hace 17 años.

Durmieron no más de dos horas, hasta que la luz los despertó, la puerta estaba abierta y justo en medio estaba un hombre, con una camisa de manga larga que aparentemente era blanca, ahora manchada de sangre, lo mismo que su pantalón oscuro y sus tirantes. Cuando la visión de William se ajustó pudo ver esa sonrisa era cara de satisfacción completamente macabra.

―Me place saludarlos, señores. ¿Qué tal esta tu habitación William? ¿linda? ¿confortable? Sea como sea te tienes que acoplar a esto, es lo que hay. ¿Bonito tu encuentro con Emily? Disfrútalo mientras puedas. Debo felicitarte, encontraste mi castillo, lástima que no te di margen de acción, hubiera estado divertido, pero lo pensé mejor y voy a proceder de forma distinta, más divertida, en la cual tú serás el protagonista. Como sea les traje esto para que no mueran antes ―dijo mientras dejaba una bandeja con comida en el suelo―, disfrútenlo mientras puedan ―finalizó, cerrando la puerta y volviendo a la penumbra del lugar.

"No, disfruta tumientras puedas, hijo de perra" pensó William mientras mordía un trozo de pan.

La pesadilla de BelltownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora