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Podía asegurar que había pasado más de media hora desde la última vez que había abierto la boca

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Podía asegurar que había pasado más de media hora desde la última vez que había abierto la boca. La mirada fulminante que me había dedicado Derek la última vez que había insinuado de hacer un Ménage à trois, me había quitado cualquier gana que tuviera de seguir cachondeándome a su costa... Lo bueno es que nadie me prohibía seguir deleitando mi vista mientras él contibuaba pasando páginas del grueso libro y yo devoraba con parsimonia el sándwich de pavo y queso que me había traído Stiles.

—Ya está.

La suave interrupción de Danny rompió el cómodo silencio que nos rodeaba, provocando que Derek y yo nos levantáramos rápidamente de nuestra posición y nos colocáramos tras los adolescentes para poder clavar nuestra atención en la pantalla del ordenador.

—Lo enviaron desde un ordenador. Éste.

Danny señaló con su dedo índice cierto punto de la pantalla, provocando que el pelinegro a mi lado se inclinara un poco más hacia la pantalla mientras que Stiles comenzaba a desprender cierto olor a nerviosismo e incredulidad.

Yo apoyé mis manos en los hombros de Danny y me puse de puntillas para poder ver por encima de su cabeza eso que parecía tan interesante.

—¿Registrado con ese nombre de usuario? —preguntó el pelinegro con su tono de voz bañado en la sorpresa, provocando que yo frunciera ligeramente mi ceño.

—No, no, no, no puede ser —murmuró Stiles leyendo una y otra vez la pantalla del ordenador—. Cuenta registrada en hospital de Beacon Hills a nombre de Melissa McCall.

—¿Ahora ya podemos hacer el trabajo de Química? —preguntó Danny.

Stiles asintió reticente con su cabeza y Derek y yo volvimos a nuestros sitios, lo que me llevó a tumbarme en la cama lo más cerca posible del hombre lobo sin querer parecer una maldita desesperada.

—No entiendo por qué es tan grave —susurré, clavando mis codos en el colchón y apoyando mi mejilla en la palma de mi mano, recorriendo el incrédulo rostro de Derek con mis ojos—. Me refiero, ¿quién es Melissa McCall? ¿Familiar de Scott?

—Su madre —respondió el hombre lobo volviendo a centrarse en el libro.

—Oh... Es muy guapa —confesé en un susurro, recordando a la mujer que me había abierto la puerta de su casa hacía ahora tantos días—. Eso quiere decir que uno, no le gusta para nada la novia de su hijo —seguí susurrando, golpeando continuamente la mullida superficie de la cama con mi dedo índice sin ser capaz de ocultar mi sonrisa—. O dos, que el Alfa está demasiado cerca de la madre de Scott. ¿No crees? —pregunté de nuevo hacia Derek, quien se limitó a asentir imperceptiblemente con su cabeza.

—Me inclino más por la segunda opción —comentó en el mismo tono de voz que yo, consiguiendo que mi piel se erizara mientras mis ojos no se despegaran de sus labios—. El Alfa tiene que ser alguien que frecuente el Hospital. O al menos, tener a alguien que lo haga por él.

The Last Dawn |Derek Hale x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora