[26]

631 42 0
                                    

Mi corazón latió extremadamente rápido cuando Elizabeth avanzó lo suficiente hasta colocarse frente al Camaro con esa peligrosa sonrisa adornando sus labios sin dejar de juguetear en ningún momento con el caramelo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mi corazón latió extremadamente rápido cuando Elizabeth avanzó lo suficiente hasta colocarse frente al Camaro con esa peligrosa sonrisa adornando sus labios sin dejar de juguetear en ningún momento con el caramelo.

Mis ojos la recorrieron de arriba a abajo.

Desde sus altos zapatos rojos, pasando por sus largas, pálidas y contorneadas piernas, el corto vestido negro que se ajustaba a todas y cada una de sus curvas, hasta llegar a su cabellera pelirroja.

Cuando nuestros ojos se encontraron, mi corazón latió con fuerza y mi parte lobuna suplicó por salir a la luz para reunirse con ella... Algo que no pude hacer porque mi cuerpo parecía paralizado.

—Mírate, Zorrón —dijo ella ampliando la sonrisa de sus labios, lo que provocó que un grueso nudo apareciera en mi garganta.

Podía sentir las miradas extrañadas de nuestro escaso público fijas en mí, sin embargo, estaba demasiado ocupada controlando el temblor de mis piernas como para prestarle atención a algo más.

Con una increíble lentitud, intentando asimilar la situación, bajé las escasas escaleras que me separaban de ella mientras trataba de no tropezar con mis propios pies, siendo consciente de que la presentación de Erika como mujer lobo había quedado en un segundo plano.

—¿Has estado relajando al pelvis últimamente? Porque te veo demasiado caliente... —insistió ella.

Yo seguí caminado de forma automática, ignorando sus palabras y sintiendo cómo mi respiración se aceleraba cada vez más, del mismo modo que la humedad de mis ojos parecía hacerse incontrolable, hasta llegar frente a ella, apretando mis labios en un puchero para no echarme a llorar en ese preciso instante.

—Beth —susurré.

—La misma, Lie —murmuró ella—. Ven aquí...

Dejando escapar una ahogada risilla, rodeé con torpeza su delgado cuerpo con mis brazos mientras la presión de mi pecho comenzaba a impedir que el aire llegara a mis pulmones. Por eso, cuando ella respondió mi gesto, y envolvió mi cintura con sus brazos, sentí mis piernas flaquear y un ahogado sollozo se deslizó de mis labios.

¿Por qué demonios me había privado de esto durante tiempo?

—No te acostumbres, pero te voy a comer la boca, así que deja de echar mocos —murmuró imperceptiblemente en mi oído—. Para que estos cuatro que no nos dejan de mirar tengan algo que ver de verdad.

Yo solo sorbí mi nariz y volví a reír, sin embargo, cuando ella llevó su mano a mi nuca y agarró mi pelo con fuerza, mi risa se apagó y se convirtió en un sorprendido jadeo en el momento en el que sus labios se presionaron furiosos contra los míos, no dándome la oportunidad de contestarle.

Una sonrisa amenazó con dibujarse en mi rostro, sin embargo, ella apresó mi labio inferior entre sus dientes antes de llevar sus manos a mis nalgas y darles un fuerte apretón, consiguiendo que un agudo chillido escapara de lo más profundo de mi pecho.

The Last Dawn |Derek Hale x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora