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—Realmente siento mucho lo que pasó ayer noche —susurró Viggo mientras devorábamos nuestra cena sentados en los sofás después de un largo día

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—Realmente siento mucho lo que pasó ayer noche —susurró Viggo mientras devorábamos nuestra cena sentados en los sofás después de un largo día.

Yo simplemente le miré por el rabillo del ojo, esbozando una pequeña sonrisa cuando me percaté de la abatida expresión de su rostro.

Podía entender que estuviera triste o preocupado, sin embargo, no consideraba de gran importancia lo que había sucedido la noche anterior, pues independientemente de la sangre que corriera por mis venas, él siempre sería mi hermano, no había duda de ello, pero Viggo seguía vigilando cada uno de mis pasos como si fuera a romperme.

Como si fuera de cristal.

—Antes o después me iba a enterar... Supongo —terminé por decir, hastiada de su actitud precavida—. Así que no te preocupes. A pesar de que no corra la misma sangre por nuestras venas, seguirás siendo el idiota de mi hermano mayor.

Él agachó su rostro mientras una tierna sonrisa se plasmaba en sus labios, lo que provocó que mi pecho se hinchara de felicidad.

—Lo sé... —susurró él, girando su rostro lo suficiente para permitirme ver sus ojos cubiertos por la tristeza—. Lo estuve pensando mucho, y supongo que no fue la manera de decirlo, tampoco debí haber esperado tanto tiempo a que lo supieras. Habría sido todo mucho más fácil... Pero no sabía cómo hacerlo.

—Viggo... Déjalo ya —sonreí, acercándome a él para envolver su cintura con mis brazos y esconder mi rostro en su pecho—. No tiene importancia. ¿Soy adoptada? Me da igual, mi madre siempre será Denia Byrne. ¿Tengo sangre maldita? Me da igual, afrontaré los problemas que eso me pueda causar con entereza. Mientras tú estés conmigo, el resto me da igual.

Cuando me devolvió el abrazo y me presionó suavemente contra él, un placentero suspiro escapó de mis labios al sentir cómo mi cuerpo se relajaba contra el suyo y sus labios se presionaban suavemente contra mi coronilla.

Ignoro cuanto tiempo estuvimos así hasta que mi hermano me obligó a separarme de él para besar mi frente y volver a engullir la cena, provocando que una sutil risilla escapara de mis labios.

—¿Sabes? Cuando me desperté por la mañana en medio del bosque estaba al lado de un árbol que parecía llamarme.

La diminuta sonrisa que adornaba mis labios desapareció cuando el rostro de Viggo empalideció y su bocadillo cayó al plato que descansaba sobre sus piernas, dejándome claro que lo que había dicho era más importante y significativo de lo que podía imaginar.

—¿Qué ocurre? —murmuré al ver la expresión seria de su rostro.

Él rápidamente se levantó del sofá y salió corriendo hacia el piso de arriba, volviendo en segundos con un conocido libro para mí entre sus manos, abriéndolo precipitadamente y mostrándome el dibujo de un árbol.

"Nemeton" se leía en la parte superior de la hoja.

—¿Éste? —preguntó él sin ningún atisbo de felicidad en su rostro.

The Last Dawn |Derek Hale x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora