Nació con una clara marca en su futuro. Lo más importante para ella es su hermano, pero todo cambia en su llegada a Beacon Hills. Siempre han sido ellos dos, nunca han necesitado a nadie más, pero esas defensas que se habían autoimpuesto se derrumba...
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Por enésima vez dejé escapar un suspiro de lo más hondo de mi pecho mientras volvía a revolverme en el asiento trasero del jeep de Stiles mientras él conducía en dirección al hospital, siguiendo las órdenes de Peter Hale.
Después de haber dejado atrás a Lydia, nosotros habíamos seguido al viejo Hale hasta el aparcamiento, donde se encontraban nuestros coches, y finalmente, habíamos acabado dentro del jeep de Stiles.
Cada pocos segundos, a través del espejo retrovisor interior mis ojos se encontraban con los de un furioso Stiles, lo que no sabía era si estaba cabreado conmigo, con Peter, con los dos o con la situación en general.
—No te sientas mal... Si sobrevive se convertirá en lobo —interrumpió Peter el silencio que nos rodeaba, provocando que fulminara su nuca desde mi posición—. Será muy poderosa.
—Sí... Y una vez al mes se volverá loca e intentará destrozarme —comentó un sarcástico Stiles.
Ante las palabras del castaño mis labios se estiraron en una diminuta sonrisa mientras rebuscaba en mi bolso en busca de mi móvil para encontrar rápidamente el número de Viggo y enviarle un rápido mensaje, informándole de la situación con la esperanza de que lo leyera pronto.
—Bueno, si tenemos en cuenta que es una mujer... dos veces.
El burlón tono de voz del Hale mayor, lejos de hacerme gracia, lo único que me provocó fueron unas terribles ganas de partirle la cara.
¿Cómo podía ser tan imbécil?
Supongo que a Stiles le sucedió lo mismo, pues su expresión en esos momentos era retratable.
—Eso ha estado muy fuera de lugar —comenté, conteniendo dificultosamente la furia que corría por mis venas a consecuencia de la terrible situación en la que me había visto envuelta—. Tus ridículos e innecesarios comentarios te los puedes meter por donde te quepan... De hecho, ¿por qué no nos haces un favor a todos y cierras tu puta boca de lobo, Hale? Me provocas jaqueca.
Diez minutos después, el jeep de Stiles entraba al aparcamiento subterráneo del hospital, provocando que bajáramos del coche siguiendo a Peter de cerca y que yo me dedicara a pasear ansiosa de un lado a otro.
La vibración de mi móvil me hizo detener mis pasos para poder leer las escasas líneas que me había respondido Viggo.
Al parecer formaba parte del grupo policías que estaban en ese preciso momento en la escuela investigando lo sucedido con Lydia y por lo que podía deducir de sus palabras, se había montado un buen revuelo en el dichoso baile.
—Tío, te lo juro... —comenzó a decir Stiles.
Sin embargo, en el momento en el que escuché un golpe seco, alcé mis ojos de la pantalla del móvil para poder ver cómo Peter presionaba la cabeza de Stiles contra un Mac.