Nació con una clara marca en su futuro. Lo más importante para ella es su hermano, pero todo cambia en su llegada a Beacon Hills. Siempre han sido ellos dos, nunca han necesitado a nadie más, pero esas defensas que se habían autoimpuesto se derrumba...
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Recordando mis entrenamientos con Viggo, miré desafiante al Alfa consiguiendo que él esbozara algo parecido a una sonrisa burlona, la cual correspondí con el mismo gesto.
Estaba convencida de que podía con él.
No era la primera vez que nos enfrentábamos, y teniendo en cuenta nuestras experiencias previas, dudaba seriamente que él tuviera las mismas habilidades de combate que mi hermano, por eso, confiaba plenamente en poder vencerle, y si no era así, al menos, mantenerle lo suficientemente ocupado hasta que Scott se recuperara y volviera a la pelea, y Derek dejara de dormitar en el sucio suelo y decidiera que era hora de volver a la realidad.
Dejando mi mente en blanco, me lancé nuevamente contra Peter, esquivando por los pelos de un calvo su zarpazo, y apoyé mis manos en el suelo para golpear con mis pies desnudos sus patas traseras intentando hacerle caer, sin embargo, lo único que logré fue que el Alfa trastabillara hacia atrás, ganándome un fuerte rugido por su parte, el cual me arrebató una carcajada antes de devolverle el rugido.
Si se pensaba que me iba a intimidar con su fuerza, la llevaba clara. Su fuerza no se equiparaba a la de Viggo.
Peter se lanzó contra mí mientras yo esquivaba sus ataques desde mi precaria posición, rodando por el mugroso suelo hasta que choqué contra el cadáver de Kate, lo cual me distrajo el tiempo suficiente para que Peter clavara sus garras en mi espalda, provocando que chistara con mi lengua a causa del dolor que me estaba causando.
Estirando mi brazo hacia atrás, arañé su peludo brazo, provocando que él gruñera alejándose de mí, lo que me permitió regular mi respiración al sentir cómo las heridas que habían hecho sus garras en mi espalda comenzaban a cerrarse rápidamente.
"¡Levántate!" volvió a rugir la voz de mi cabeza.
Siguiendo esa escueta y clara orden, de un ágil salto volví a ponerme de pie y me lancé nuevamente contra el Alfa, asestando varios golpes seguidos en su abdomen para finalizar con una patada en el lateral de su cabeza, pero antes de que mi pie llegara a tocarle, su garra envolvió mi tobillo y me lanzó contra una de las paredes.
Cuando esperé el golpe contra el suelo, abrí mis ojos al ver que había caído sobre algo blando, lo cual me sorprendió, sin embargo, cualquier sorpresa desapareció cuando el inconfundible olor de Derek llegó a mis fosas nasales.
Chistando con mi lengua dejé de preocuparme por nimiedades y volví a ponerme de pie.
Cuando volví a ponerme en posición de ataque, Peter me dedicó una última mirada antes de salir por la misma ventana por la que había lanzado a Scott minutos antes, huyendo como una rata y dejándome con el dilema de seguirle o centrarme en socorrer a Derek.
Rodando mis ojos, me terminé por acercar al pelinegro y golpeé su costado con mi pie desnudo, cansada de tener que cuidar su peludo culo de hombre lobo.
