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Cuando abrí mis ojos no me encontraba en la habitación de Viggo, sino que me encontraba nuevamente en ese espacio oscuro donde solo se escuchaba el sonido de mis pasos sobre la superficie acuosa

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Cuando abrí mis ojos no me encontraba en la habitación de Viggo, sino que me encontraba nuevamente en ese espacio oscuro donde solo se escuchaba el sonido de mis pasos sobre la superficie acuosa.

"Le mordiste" habló esa voz, provocando que mis músculos se tensaran.

Mi ceño se frunció cuando ese lobo abrió sus ojos y una oleada de su pestilente aliento golpeo mi cuerpo.

—Porque tú me lo dijiste —murmuré, encogiéndome de hombros y viendo cómo esas dos grandes orbes escarlata brillaban con algo parecido al humor—. Aunque no entiendo el por qué.

"Le ayudaste a sanar más rápido" respondió el lobo, recibiendo un imperceptible asentimiento de cabeza de mi parte. "Por unos momentos le cediste el poder suficiente para curarse él solo".

—Pero es un hombre lobo, antes o después hubiera sanado —aclaré, sentándome en esa superficie acuosa.

"El joven McCall no habría sobrevivido cuando le disparó la cazadora si no hubiera sido por el veterinario" volvió a hablar, haciendo que a mi mente acudiera el enfrentamiento en la casa Hale. "El joven Hale habría muerto esta noche si no le hubieras mordido".

Replanteándome mil y una veces la mejor manera de hacer esto, me dediqué a tamborilear durante eternos minutos con las yemas de mis dedos en mis muslos mientras examinaba a ese gran lobo negro como el carbón desde la cabeza hasta la cola.

No es que no le hubiera escuchado. De hecho, le había escuchado a la perfección, pero hablar de la muerte no era algo que me hiciera demasiada gracia. Era algo que no había sucedido, y eso era más que suficiente... Yo misma me encargaría de que no llegara a suceder mientras estuviera con vida.

Sin embargo, no era momento para eso... En ese momento tenía algo muchísimo más importante en lo que pensar.

—Ese poder del que hablas... ¿Es el tuyo, Fenrir? —pregunté finalmente, clavando mis ojos en los suyos, viendo cómo ni se inmutaba al pronunciar su nombre.

"Sí, es mi poder... pero también el tuyo" volvió a decir el lobo, provocando que yo asintiera con mi cabeza.

Fue imposible contener la diminuta sonrisa que se plasmó en mis labios al ver cómo ese lobo mantenía sus ojos fijos en mí y sus dientes sobresalían ligeramente de su boca... Como si estuviera sonriendo.

"Veo que conoces mi nombre".

—Me habló mi hermano de ti —comenté con tranquilidad, encogiéndome de hombros—. Supongo que ya lo sabes si estás dentro de mi cabeza.

El lobo dejó escapar algo parecido a una risa mientras mis labios se estiraban aún más. Mis ojos recorrieron atentamente su figura encadenada, consiguiendo que una nueva pregunta acudiera a mi mente.

The Last Dawn |Derek Hale x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora