Ese día se me pasó terriblemente rápido.
Quizás por la adrenalina que corría por mis venas o quizás por la impaciencia de saber qué ocurriría en la famosa fiesta.
Después de haber compartido una comida realmente amena con Beth, quien se encontraba en un estado de hiperactividad similar al mío, dejé a mi Beta en el salón pegada a la televisión mientras yo, en mi cuarto, hacía con rapidez las escasas tareas que nos habían dejado esa mañana en la escuela siendo inevitable que mis ojos se desviaran por momentos al corcho que adornaba mi pared con multitud de nombres y flechas.
Curiosamente, o bueno, no tan curiosamente, sino evidentemente, una de las integrantes de dicho equipo era la misma chavala que nos había dado las entradas de la fiesta de esa noche convirtiéndola de forma clara en el objetivo de Jackson de esa noche.
Sin embargo, ¿qué le podía haber hecho el equipo de natación a Matt para que quisiera matarlos?
Sin siquiera ser capaz de deducir alguna hipótesis un poco realista, aparqué los deberes a un lado y comencé a prepararme hasta que Beth, largo tiempo después, abrió la puerta de mi cuarto lo suficiente para asomar su cabeza.
—¿Estás lista? —preguntó ella, consiguiendo que una leve risilla se deslizara desde lo más hondo de mi pecho cuando estiró sus labios en una pervertida sonrisa—. Guau.
—Lo sé —comenté con una sonrisa cínica.
Calzándome el último botín, me levanté de la cama y me acerqué al escritorio para agarrar el pequeño bolso en el que había metido lo necesario para esa noche.
—Tenemos trabajo, pero eso no quiere decir que no vaya a ir divina —murmuré con sorna.
Ciertamente había sudado por completo de buscar algo decente en el armario, por lo que me había ataviado en el mismo conjunto con el que me presenté en la comisaria semanas atrás dispuesta a salvar a Isaac.
Beth, a mi lado, estaba embutida en un conjunto similar al mío.
Un escotado y diminuto top de encaje negro dejaba ver el sostén negro que contrastaba con su pálida piel, y los amplios pantalones de tela roja cubrían sus largas piernas, terminando en unas altas sandalias también negras.
—No sé qué sucederá esta noche —comentó con humor Beth cuando entramos al Audi—. Pero estoy convencida de que si no follamos, es porque no queremos.
—Evidentemente —respondí entre risas, pisando el acelerador a fondo.
En pocos minutos, las dos bajamos del Audi al mismo tiempo que el jeep de Stiles se detenía a varios metros de nuestra posición, provocando que inevitablemente nosotras nos acercáramos a los dos adolescentes.
Ambos nos dedicaron una sonrisa a modo de saludo, sin embargo, a pesar de que mis ojos vieron la mueca de Stiles, mi sentido del olfato se percató a la perfección de la tristeza que le rodeaba.
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The Last Dawn |Derek Hale x OC|
FanfictionNació con una clara marca en su futuro. Lo más importante para ella es su hermano, pero todo cambia en su llegada a Beacon Hills. Siempre han sido ellos dos, nunca han necesitado a nadie más, pero esas defensas que se habían autoimpuesto se derrumba...