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Ignoraba cuanto tiempo había pasado desde que aparqué el coche frente a la estación de policía, pero parecía que había pasado una eternidad

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Ignoraba cuanto tiempo había pasado desde que aparqué el coche frente a la estación de policía, pero parecía que había pasado una eternidad. Había cambiado innumerables veces de emisora. Había retocado mi maquillaje más de media docena de veces. Había fumado medio paquete de cigarrillos.

Y los policías no terminaban de irse.

Cuando las clases terminaron horas atrás, salí corriendo de la escuela como alma que lleva el diablo, había ido a casa, me había cambiado de ropa, había comido un sándwich, fui a casa de Jackson para preguntarle qué demonios había pasado con el padre de Isaac, pero él había insistido una y otra vez en no tener ni idea de qué hablaba. También había visto por la ventana del cuarto del chico cómo Scott y Derek se adentraban a la casa de Isaac, pero había ignorado ese aspecto, pues lo que tenía en mente era mucho más importante.

Habíamos decidido que fuera yo quien se encargara de Isaac, porque Viggo no podía arriesgarse a ser descubierto rompiendo las reglas en su propio trabajo, por eso, esa noche él se encargaría de vigilar a Jackson.

Y por eso mismo, ahí me encontraba en ese momento, pensando en qué diablos pasaba con el chico. ¿Había matado a un hombre y no lo recordaba? ¿Cómo demonios se comía eso? ¿Tenía pérdidas de memoria?

Pero no pude pensar en nada, pues cualquier pensamiento que cruzara mi mente se interrumpió en el momento en el que el jeep de Stiles se detuvo al otro lado de la calle.

—Oh, no. De ninguna manera permitiré que me arruinéis el plan —murmuré, viendo cómo Derek y Stiles discutían dentro del jeep.

Rápidamente, saqué las llaves del contacto y salí del coche, echando un último vistazo a mi aspecto mientras mis dedos recolocaban por enésima vez mis pechos dentro del ajustado sostén, haciéndolos ver más grandes.

Sin preocuparme en mirar si venía algún coche, crucé rápidamente la calle y me acerqué al jeep, golpeando suavemente la ventanilla del conductor con mi uña.

—¿Qué coño haces así vestida, Lie? —preguntó Stiles, bajando la ventanilla del jeep.

—Llevo toda la tarde aquí, pensando en cuál es la mejor manera de hacer esto y no lo vais a arruinar —gruñí.

Sin embargo, fui ignorada descaradamente por ambos hombres cuando sus miradas se clavaron en mi pronunciado escote, haciendo que alzara una de mis cejas y llevara mi mano hasta el rostro de Stiles para obligarle a subir sus ojos hasta los míos.

—Mis ojos están arriba, idiotas —informé sarcástica, viendo cómo las mejillas de Stiles comenzaban a colorearse—. No lo vais a arruinar, ¿entendido?

Satisfecha vi cómo Stiles asentía con su cabeza, sin embargo, cuando Derek no dijo absolutamente nada, llevé mis ojos hacia él para ver cómo seguía recorriendo la piel expuesta de mi pecho con sus claros ojos, lo que aceleró los latidos de mi corazón.

The Last Dawn |Derek Hale x OC|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora