De nuevo

1.3K 63 6
                                    

Una mañana Roma se despertó. Se encontraba en la casa familiar de Palawan. Esa mañana Roma se levantó, se duchó y se vistió. Cogió unas galletas (de las que hacía su abuela) y se estiró en una hamaca de la playa privada.

A los 10 minutos apareció Sergio.

Buenos días Roma. - Le dijo el hombre, tumbándose en la hamaca de al lado.

Bueno días papá. - Contestó ella.

¿Qué tal la mano? - Le preguntó Sergio. - Hoy viene tu médico.

Ya, ya lo sé. - Le contestó ella. - He intentado moverla, pero no he conseguido mucho. Solo puedo mover el dedo pulgar, el índice y la muñeca.

¿Cómo la semana pasada? - Preguntó Sergio.

Roma asintió, sin ganas de darle vueltas al asunto.

De repente, apareció una canoa por la orilla.

¿Y esos quienes son? - Preguntó Roma.

Pues no lo sé, la verdad. - Contestó Sergio, levantándose.

Roma también se levantó y ella y Sergio fueron a ver quienes eran.

Aparentemente eran unos hombres de unos 40 años. Pero de la canoa salió una chica.

Una chica de pelo corto y castaño, ojos marrones y piel morena por el sol recorrió la orilla con la mirada. Sergio y Roma conocían a esa chica: era Tokio.

Bueno, la llamaban Tokio. Era una chica que había participado en el anterior atraco. Había causado algunos problemas, pero ella y Roma eran muy amigas. Tokio en realidad se llamaba Silene Oliveira. Lo habían sabido ya que su novio (Aníbal Cortés o Río) había sido filmado en el interior de la FNMT.

Tokio salió de la canoa. Vió al Profesor y a Roma, y corrió hacia ellos.

¡Roma! - Exclamó.

Las dos amigas se abrazaron.

¿Tokio? - Preguntó Roma, sorprendida.

Se separaron.

¿Qué haces aquí? - Le preguntó el Profesor, y también se abrazaron.

¿Sabéis algo de Río? - Preguntó Tokio.

Sergio y Roma negaron con la cabeza.

Se dirigieron a la casa, mientras Tokio les contaba lo que le había pasado.

De repente, de la casa salió Raquel.

Tokio se la miró con ira e incomprensión en sus ojos.

Raquel también se lo miró pero con ojos incomprensivos.

Las dos mujeres se acercaron a gran velocidad, como si se fueran a pegar.

El Profesor y Roma se miraron y se fueron a separarlas. El Profesor agarró a Raquel, y Roma a Tokio. Pero ya estaba cara a cara.

¿Qué hace esta aquí? - Le preguntó Tokio al Profesor.

Emm, es de los nuestros. - Contestó el Profesor.

¿A sí? - Preguntó Tokio.

Ha cambiado de bando. - Contestó esta vez Roma.

¿Sabéis quién cambia de bando? - Les preguntó Tokio al Profesor y a Roma.

Raquel seguía inexpresiva.

Los traidores. - Siguió Tokio. - Pueden cambiar de bando 1 vez, 2 veces, 3... Las que quieran. ¿Cómo sabéis que no volverá a cambiar de bando?

Tengo la absoluta certeza. - Contestó el Profesor.

¿Qué certeza? - Preguntó Tokio. - ¿La de tu bragueta?

Raquel se enfadó y le pegó una torta a Tokio.

¿Vaya ostia me has dado, no? - Preguntó Tokio, llevándose la mano a la cara.

Al escuchar eso el Profesor bajó la cabeza, como si estuviera recordando algo que no quería recordar. Roma lo notó.

Emm, ¿vamos a tomarnos un café? - Preguntó Roma.

Raquel y Tokio se aguantaron la mirada.

¿Por favor? - Insistió Roma.

No soportaba esa tensión.

Raquel cedió y Tokio igual. Los 4 se fueron en silencio a la casa.

Al llegar Tokio, Raquel y el Profesor se sentaron en una mesa. Roma se quedó de pie, apoyada en la mesa, comiendo las galletas que no se había podido acabar.

Bueno, he venido porque Río no contesta. - Explicó Tokio.

¿Cuánto tiempo hace que no lo ves? - Le preguntó el Profesor.

Onze días. - Contestó Tokio. - O más.

El Profesor y Roma se miraron con cara de preocupación. Sabían lo que eso quería decir, pero no se lo querían decir a Tokio.

¿Qué le están haciendo? - Preguntó Tokio, al ver esas caras.

Bueno, eeem. Es posible que.... - Empezó a decir Roma, intentando no herir a su amiga.

Lo están torturando. - La interrumpió Raquel. - No lo pueden tener más de 72 horas detenido sin decir nada.

¿Y qué vamos a hacer? - Preguntó Tokio, afectada.

Vamos a hacer que nos lo devuelvan. - Contestó el Profesor, con cara decidida. - Haremos o que mejor sabemos hacer. Vamos a robar.

Roma sonrió y Tokio se lo miró con determinación.

¿Solos? - Preguntó Roma, sabiendo la respuesta.

Vamos a llamar a la banda. - Contestó el Profesor.

Raquel se mantuvo inexpresiva, pero Roma sonrió al pensar que volvería a ver a sus amigos. Que volvería a ver a Nairobi.

—————————————————————————————————————————————-

Hola :). Esta parte de la serie la he cambiado. He hecho como que el transportador lleva a Tokio hasta la isla de Palawan. Esto lo he hecho por comodidad, espero que no os moleste.

Un beshito :3.

Chao.

—————————————————————————————————————————————-

Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora