Me dejaría buscar

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El Profesor, con ayuda de Roma, contactó con los transportadores. Quedaron 3 días más tarde de la llegada de Tokio en el puerto de Palawan.

El Profesor, Roma, Tokio y Raquel (la cual se hacía llamar Lisboa) llegaron al puerto de Palawan el día acordado.

Esperaron unos minutos hasta que llegaron Denver, Estocolmo y un niño pequeño.

Denver se bajó de la bicicleta y abrazó al Profesor. Estocolmo bajó de la bicicleta con el niño pequeño en brazos.

Señorita Gaztambide. - Dijo el Profesor, muy educadamente.

¿Qué señorita? - Lo interrumpió Denver. - ¡Señora! Que nos hemos casado.

El Profesor y Estocolmo se saludaron, mientras Denver se abrazaba con Roma.

Denver se abrazó con Tokio, mientras Estocolmo se abrazaba con Roma. Estuvieron un rato saludándose, y Estocolmo le dejó a Roma coger a su hijo.

Se llama Cincinnati. - Dijo Denver, una vez sentados en el barco.

¿Cincinnati? - Preguntó Roma.

Cuando estemos todos os contamos el porqué. - Preguntó Estocolmo.

Faltan Helsinki y Nairobi, pero creo que podemos ir tirando. - Dijo el Profesor. - Ellos supongo que ya habrán llegado. Estarán con los nuevos.

¿Nuevos? - Preguntó Denver.

Pero el Profesor no pudo contestar, ya que unos gritos interrumpieron la conversación.

¡Profesoooooor! - Gritó una alegre voz.

Todos se giraron. Vieron a Helsinki y a Nairobi en un cochecito viniendo a toda velocidad.

El Profesor se quedó sorprendido, pero los demás sonrieron.

¡Helsinki frena! - Gritó Nairobi, al ver que se acercaban mucho al borde.

Había una buen espacio entre el suelo del puerto y el barco.

Helsinki se rió.

¡Helsinki frenaaaa! - Repitió Nairobi, con una sonrisa.

Pero Helsinki no frenó.

Siguieron rectos hasta que volaron por los aires, de manera que Helsinki y Nairobi se cayeron al agua.

Todos se rieron.

El Profesor dió media vuelta al barco, aún flipando.

Entre Denver y Tokio sacaron a Nairobi y Helsinki del agua.

La primera en subir al barco fué Nairobi.

¿Nadie me va a dar una abrazo? - Preguntó Nairobi, toda mojada.

Roma se le tiró encima, abrazándola emocionada.

Te he echado mucho de menos. - Dijo Roma, en medio del abrazo.

Yo también, chiqui. - Dijo Nairobi. - Pero te dije que te buscaría.

Y yo que me dejaría buscar. - Contestó Roma, muy feliz.

Se quedaron un rato abrazadas, hasta que se separaron para saludar a los demás.

Roma también abrazó a Helsinki y, cuando ya se habían saludado todos, se pusieron en marcha.

Tendrían que pasar una semana en el barco.

El primer día, cuando llevaban 2 horas en el barco, Roma decidió salir a tomar el aire.

Salió y fijó sus ojos verdes en el horizonte.

A los pocos minutos escuchó que alguien se le acercaba.

Se giró y la vió, a la mujer con la que había pensado esos 2 años.

Hola. - La saludó Nairobi.

Hola Nai. - Contestó Roma, con una sonrisa. - ¿O debería decir Ágata?

Nairobi sonrió.

Ya, lo filtraron el año pasado. - Dijo Nairobi.

Roma asintió.

¿Y cómo es que tu nombre no ha salido? - Preguntó Nairobi.

Roma se encogió de hombros.

Oye y, ¿qué tal tu mano? - Preguntó Nairobi, acercándose a ella.

Bueno, hace tres días vino mi médico de rehabilitación. - Contestó Roma. - Solo puedo mover el dedo pulgar, el índice y la muñeca.

Bueno, ya es un avance. - Dijo Nairobi, sintiéndose culpable.

En realidad, Roma había recibido un disparo por salir a defender a Nairobi. Roma decía que también lo hizo por Helsinki, pero en realidad lo había hecho por Nairobi.

Nairobi le cogió la mano izquierda y se la miró.

Oye, que no es culpa tuya. - Dijo Roma.

Ya bueno. - Contestó Nairobi.

La miró a los ojos.

Roma decidió cambiar de tema, ya que la mirada de Nairobi la hacía poner nerviosa.

¿Y qué has estado haciendo, estos dos años? - Le preguntó Roma.

Nairobi sonrió.

Pues irme de fiesta. - Contestó. - Con Helsinki. ¿Y tú?

Nairobi le soltó la mano.

Pues me he comprado una isla, he donado bastante dinero a ONGs, me he comprado un helicóptero, he aprendido a reparar todo tipo de cosas, he tenido clases y he ido al médico. - Contestó Roma. - Bueno, el médico ha venido a mí.

¿Y has conocido a alguien especial? - Preguntó Nairobi, cambiando de tema.

¿Cómo especial? - Preguntó Roma, aunque sabía a lo que se refería su amiga.

Pues ya sabes.... Pareja. - Contestó Nairobi, y sonrió de una forma que hizo sonreír a Roma.

Pues sí, la verdad es que sí. - Contestó Roma. - Raúl se llamaba. Estuvimos unos meses, tuvimos unos polvos y lo dejé.

Me hubiera encantado conocer a Raúl. - Dijo Nairobi.

¿Y tú? - Le preguntó Roma.

Que va. - Contestó Nairobi. - Hace 2 años que no tengo un buen polvo.

¿A no? - Preguntó Roma, sorprendida. - Pues el Profesor ha dicho que habrán nuevos, a ver si tienes suerte.

Nairobi se rió, y Roma también.

Ese día, en la cena, empezó el plan.

Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora