Tokio

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Nairobi se sentó en la cama con la ayuda de Roma.

¿Puedes? - Le preguntó Roma, preocupada.

Sí, sí, tranquila. - Contestó Nairobi.

En ese momento entró Bogotá.

Llevaba algo con él.

Se giró y entró una especie de vehículo a la habitación.

Guau. - Exclamó Nairobi. - ¿Lo has hecho tú?

Bogotá asintió.

Que ferrari. - Bromeó Roma.

Nairobi se rió.

Muchas gracias, Bogotá. - Dijo.

Bogotá sonrió.

Es eléctrica. - Dijo.

¿Enserio? - Preguntó Nairobi, asombrada. - Que guay.

Bogotá le acercó el vehículo y Nairobi, con la ayuda de Roma y Bogotá, se montó encima.

Bogotá le explicó como funcionaba y Nairobi le escuchaba atentamente.

Estos dos acabarán juntos, ya verás. - Le susurró Roma a la enfermera.

La enfermera sonrió y asintió.

Pero en ese momento entraron varias personas a la habitación.

Seis personas, para ser exactos.

La banda entera estaba allí.

Tenemos un problema. - Dijo Tokio namás entrar.

¿Qué ha pasado? - Preguntó Nairobi.

Veo que ya estás mejor. - Contestó Tokio con una gran sonrisa.

Nairobi asintió.

¿Y qué es eso? - Preguntó Denver. - Parece una silla de ruedas.

Lo ha construido Bogotá. - Contestó Nairobi, orgullosa.

Sí, bueno. - Dijo él. - Así te puedes mover.

Nairobi sonrió.

Bueno, les contamos qué ha pasado. - Interrumpió Palermo.

Roma asintió.

El Profesor nos ha llamado, - empezó a explicar Tokio - y nos ha dicho que Gandía podría tener alguna habitación secreta.

Eso ya lo sabía. - Soltó Roma.

Todos la miraron.

¿Que? - Preguntó ella. - Era obvio. Si no, ¿dónde pensabáis que nos había anunciado eso por megafonía?

Tiene razón. - Corroboró Denver.

Río asintió.

Ya, pero la cuestión es que tenemos que saber donde está esa habitación. - Dijo Palermo.

Está clarísimo. - Contestó Roma.

Todos la volvieron a mirar, atónitos.

A ver, - dijo ella - ¿qué es lo más importante de este Banco?

¿El oro? - Preguntó Denver.

Sí, pero allí no debe estar la habitación. - Contestó Roma. - Estaría inundada.

¿El Gobernador? - Preguntó Palermo.

Roma lo señaló.

El Gobernador. - Dijo, con una sonrisa.

Pero si Denver y yo hemos ido a su despacho y Gandía no estaba. - Dijo Río.

Ya, porque no debe de estar a la vista. - Explicó Roma. - Podría estar en el baño.

Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora