¿Qué ves? - Preguntó Helsinki a Palermo.
Estaban en la habitación donde habían vendado a Palermo.
En cuanto Denver entró al banco, la banda se sintió muy aliviada. Bogotá y Nairobi habían empezado a fundir el oro. Estocolmo y los demás habían atado a los escoltas del gobernador con unas esposas. Los de la banda hacían turnos para vigilar a los rehenes.
En unos minutos soltarían algunos rehenes, para despistar.
Y en ese momento estaban Helsinki, Tokio y Palermo en la habitación donde habían vendado al argentino. Helsinki lo estaba intentando curar.
Veo formas y siluetas. - Contestó Palermo. - Veo tu barba de serbio.
Helsinki sonrió y retiró su mano del ojo derecho de Palermo y la puso en su ojo izquierdo.
¿Qué ves? - Volvió a preguntar Helsinki.
Palermo no dijo nada, pero puso una cara de preocupación.
Tú no preocupar. - Le dijo Helsinki. Le puso un antifaz cortado, de manera que el ojo izquierdo quedaba tapado. - Mañana tú ver mejor.
Palermo asintió.
En el piso de abajo Roma, Denver y Estocolmo se preparaban para soltar algunos rehenes.
¡Poneros los trajes! - Gritó Denver, que era el coordinador de rehenes.
Estocolmo y Roma repartieron los chalecos antibalas.
¡Ahora saldremos, ya que soltaremos algunos rehenes necesitados! - Siguió Denver. - No os pasará nada, solo tenéis que seguir el plan.
¡No os los pongáis! - Exclamó un rehén, después que Roma le hubiera pasado el chaleco.
Denver y Roma se miraron.
Hombre, ya lo hemos encontrado. - Dijo Denver.
El Arturito de este atraco. - Añadió Roma.
Denver y Estocolmo se rieron, pero los rehenes no entendieron nada.
A ver, máquina, tú harás lo que nosotros digamos ¿vale? - Le soltó Roma al rehén.
Él asintió.
¿Miguel, verdad? - Preguntó Roma.
Miguel volvió a asentir.
Pues, Miguel, vamos a llevarnos bien ¿quieres? - Preguntó Roma.
Miguel volvió a asentir.
De este me encargo yo. - Dijo Denver, acercándose.
Roma, asustada por lo que le podría hacer, se apartó.
Miguel ponte el chaleco. - Le ordenó Denver.
Miguel se puso su chaleco rápido.
Ponte otro. - Dijo Denver.
Roma le pasó otro chaleco a Miguel.
Lo necesitarás. - Susurró Denver.
Roma se lo miró interrogativamente.
¿Te gustan las pelis? - Preguntó Denver.
Soy más de series, señor. - Contestó Miguel.
Vaya, que pena. - Dijo Denver. - Pues yo ahora te voy a apuntar con una pistola, y voy a imitar una peli.
Denver lo apuntó con una pistola y se escuchó un murmullo.
Si la adivinas, no disparo. - Siguió Denver, mientras se alejaba de Miguel. - Pero si no la adivinas, disparo.
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Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]
FanfictionQuién diría que de ser una chica a la que le gusta disfrazarse y arreglar objetos, pasaría a formar parte del atraco más grande de la historia. El Profesor había puesto 3 normas, pero las normas están para romperse, ¿verdad? ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~...