El partido de Fútbol

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Los días en el convento pasaban, mientras que la competitividad entre Palermo y Roma crecía.

Un día, eso quedó demostrado.

Los de la banda estaban comiendo. Al acabar de comer, Palermo se levantó de la mesa, y a los pocos minutos volvió con una pelota de fútbol y dos bolsas.

Ya empezamos con el fútbol. - Dijo Tokio.

Propongo un chicos contra chicas. - Le dijo Roma a Palermo.

Eso no lo podría permitir. - Contestó Palermo.

¿Y por qué? - Le preguntó Roma, acercándose a él. - ¿Por qué tienes miedo?

Palermo la miró desafiante.

Yo propongo que hagamos equipos mixtos, y vosotros 2 seréis los capitanes. - Dijo Nairobi, divertida.

Vale. - Contestó Roma. Se dirigió a Palermo. - ¿Aceptas?

Palermo asintió.

Acepto. - Contestó. - Pero con una condición.

Ya se está arrepintiendo. - Dijo Roma, lo que provocó la risa.

Quien pierda, tendrá un castigo. - Contestó Palermo. - Solo la capitana, el equipo no.

¿Qué castigo? - Preguntó Roma, desafiante.

Quien pierda lava los platos durante 1 semana. - Dijo Tokio.

Durante un mes. - Dijo Roma.

Vale. - Contestó Palermo.

Vale. - Repitió Roma.

Hicieron 2 equipos equilibrados. Uno era el rojo y otro el verde. El rojo fué Roma, Nairobi, Bogotá, Denver y Lisboa. Y el verde fué Palermo, Tokio Helsinki y Marsella.

Habían insistido en que el Profesor jugara con el equipo de Palermo, para hacer 5 contra 5. Pero no quiso. Prefirió hacer de árbitro.

El Profesor hizo sonar el silbido, y el partido empezó.

Palermo le pasó la pelota a Helsinki, y él la cogió y corrió hacia el campo contrario. Pero Roma se le apareció y se quitó la pelota. Corrió y esquivó a Marsella, que se quedó paralizado. Roma se acercó a la portería contraria (donde estaba Tokio de portera) y le pasó la pelota a Denver. Él se la devolvió. Ella se la devolvió. Eso lo hicieron bastantes veces, y marearon a Tokio. Denver acompañó la pelota hasta la portería, y Tokio no pudo hacer nada.

¡Gooooool! - Gritó emocionado Denver.

Se abrazó con Roma.

1 a 0. - Dijo el Profesor.

Buen comienzo. - Le susurró Roma a Palermo.

Él se la miró con cara desafiante.

El inicio no marca el final. - Replicó Palermo.

Roma lo ignoró, y empezó la segunda jugada.

Tokio le pasó la pelota a Helsinki, él se la pasó a Marsella. Marsella corrió y, a la mitad del campo, esquivó a Lisboa pasándole la pelota a Palermo. Palermo corrió y esquivó a Bogotá, que estaba de defensa. Palermo chutó a la portería, y Nairobi se la paró.

Palermo se quedó petrificado y sorprendido.

Nairobi le pasó la pelota a Roma, quien montó un contraataque rapidísimo. Roma le pasó la pelota a Bogotá, que había avanzado un poco. Bogotá se la pasó rozando el suelo a Lisboa. Ella la elevó y se la pasó a Denver, quien seguía al lado de la portería. Denver saltó, le dió con la cabeza, y la pelota pasó por encima de Tokio. Entró a la portería.

Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora