Roma abrió los ojos.
Estaba en una habitación con Tokio y Palermo. Estaban los dos dormidos.
Roma miró el reloj: Eran las 9h.
Decidió levantarse y ducharse.
Al acabar, se vistió y despertó a Tokio y Palermo.
Eo, - le susurró a Tokio - empieza tu turno.
Tokio abrió los ojos y sonrió.
¿Qué hora es? - Preguntó.
Las nueve. - Contestó Roma, acercándose a Palermo.
Tú, despierta. Son las nueve. - Le dijo, tocándole el hombro.
Palermo abrió los ojos.
Me voy a ver a Nairobi. - Dijo Roma, antes de salir.
Tokio asintió y Roma salió.
Llegó a la habitación de Nairobi en poco tiempo.
¿Qué tal estáis? - Preguntó, entrando.
Lo primero; buenos días. - Contestó Nairobi.
Roma sonrió.
Que recuerdos. - Dijo. - Pues buenos días.
A su sorpresa, ya estaban todos levantados.
Buenos días. - Contestó Nairobi, que estaba tumbada en la cama.
Buenos días. - Saludó Bogotá, que le estaba curando una herida de debajo de la venda.
Hola Roma. - La saludó la enfermera, que estaba sentada al otro lado de Nairobi. - ¿Quieres algo de desayunar?
Bueno sí, unas galletas. - Contestó Roma.
La mujer se levantó y Roma se sentó en un sofá.
La enfermera le dió las galletas y Roma sonrió.
Mira que yo no me fiaba de ti ni un pelo, ¿eh? - Le dijo Nairobi a Bogotá, mirándolo.
Roma se los miró, comiendo una galleta.
¿Y eso? - Le preguntó Bogotá, concentrado en la herida.
Porque eres de la cuadrilla de Palermo, y de Berlín. - Contestó Nairobi.
Levantó su mano y acarició a Bogotá.
Y porque vas de machito ibérico. - Dijo Nairobi, acariciándolo.
Bogotá y la enfermera se rieron.
Machito pero hombretón. - Dijo la enfermera. - Un hombre como un castillo.
Bogotá sonrió.
Lo que es, es un sensible. - Dijo Nairobi, mirándolo fijamente.
Bogotá la miró, y Nairobi le hizo un gesto afirmativo con la cabeza.
Te voy a poner la inyección, Nairobi bonita. - Le dijo la enfermera a Nairobi.
Nairobi la miró y asintió.
¿Otra? - Preguntó Bogotá, preocupado. - Si no la dejas respirar.
Son antibióticos. - Contestó la enfermera. - Tiene riesgos de infección.
Nairobi se rió.
Eres lo más, Paquita. - Dijo, feliz. Se dirigió a Bogotá. - Se lo he mandado yo, que me lo pusiera.
Roma sonrió, se estaba mirando la escena en silencio y comiendo sus galletas.
Bueno, si son órdenes de la paciente... - Dijo Bogotá.
¿Sabes eso de que... no te tocaba ni con un palo? - Le preguntó Nairobi, mirándolo.
Ajá. - Contestó Bogotá, sin mirarla.
Me lo estoy pensando. - Dijo Nairobi.
Roma sonrió desde el sofá.
Bogotá miró a Nairobi y, lentamente, señaló a la enfermera.
Eso ha sido una declaración de intenciones en toda regla, ¿eh? - Preguntó Bogotá. - ¿O no, Paquita?
La mujer se miró y se levantó.
A Roma se le escapó una pequña risa.
Bogotá se dió cuenta que la había liado.
Si a mí, con lo del palo, ya me tenías. - Dijo Bogotá.
Nairobi sonrió.
Roma se los miró con ternura.
Pues ahora ya te estoy viendo venir, vestida toda de blanco, por allí... - Dijo Bogotá. - Sí quiero, sí quiero....
Bueno, bueno, a ver. No te vengas tampoco tan arriba porque, tú a mí, no me vas a hacer el octavo. - Contestó Nairobi.
¿Qué octavo? - Pensó Roma. Pero no lo dijo.
Nairobi y Bogotá se miraron afectuosamente.
Roma sonrió al verlos.
Estuvieron un rato en silencio.
Bueno, si queréis os dejo solos, para que os lieis y eso. - Dijo Roma, sonriendo.
Nairobi se rió.
Ahora no, porque Nairobi se tiene que levantar. - Contestó la enfermera.
¿Y me podré poner de pie? - Preguntó Nairobi.
Bogotá miró a Roma y ella le hizo un gesto con los ojos.
Ay, ahora vengo. - Dijo Bogotá, que había entendido la señal.
¿Dónde vas? - Preguntó Nairobi.
Ahora lo verás. - Contestó Roma.
Que miedo me dais. - Dijo Nairobi, sonriendo.
Bogotá sonrió y salió de la habitación.
Ya veo yo que os casaréis. - Soltó, de repente Roma.
Nairobi se rió.
Bueno, no vayamos tan rápido. - Dijo.
Lo que te ha dicho, no es de amigos. - Contestó Roma.
Nairobi se rió.
La verdad, es que sí que me gusta. - Dijo Nairobi. - Por cierto, Roma. Lo que dijistes de dejarnos solos, ¿lo podrías hacer, cuando puedas, porfa?
Roma sonrió.
ESTÁS LEYENDO
Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]
FanfictionQuién diría que de ser una chica a la que le gusta disfrazarse y arreglar objetos, pasaría a formar parte del atraco más grande de la historia. El Profesor había puesto 3 normas, pero las normas están para romperse, ¿verdad? ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~...