Roma se pasó los siguientes días encerrada en una habitación.
Se había mirado el funeral de Nairobi por la ventana, sola.
Roma no comía, no dormía y no se relacionaba.
Los demás habían intentado animarla, pero no lo habían logrado.
Roma sentía ira.
Ira por Gandía, el asesino de Nairobi. E ira por Palermo. Por su culpa Gandía estaba libre.
Pero también sentía tristeza.
Mucha.
Había perdido a una de las personas más importantes para ella.
Para ella, Nairobi era más que una amiga; ella la amaba.
Pero ya no podía hacer nada.
Porque Nairobi estaba muerta.
Ese era el pensamiento que no la dejaba en paz.
No había salido de la habitación en tres días. Había tenido ataques respiratorios. Había dormido fatal.
Y no podía hacer nada; la tristeza la invadía.
¿Roma? - Preguntó una voz tranquila, al tercer día por la noche.
Vete. - Dijo Roma, desde el interior de la habitación.
Soy Mónica, abre por favor. - Insistió la voz.
Roma se quedó en silencio.
Tengo algo que decirte. - Dijo Mónica.
Roma se levantó y, por primera vez en tres días, abrió la puerta.
Se encontró a Estocolmo, con expresión preocupada.
Estocolmo se encontró a una Roma muy cansada y con los ojos rojos.
Deberías comer algo. - Propuso Estocolmo, entrando.
Roma negó con la cabeza.
No tengo hambre. - Dijo.
Roma se sentó en el sofá de la habitación.
Bueno, ¿qué quieres? - Preguntó a Estocolmo.
Que salgas, que retomes tu vida. - Contestó Estocolmo. - Estoy, estamos, preocupados por tí.
¡¿Cómo quieres que retome mi vida?! - Exclamó Roma, enfadada y triste.
A Nairobi no le gustaría verte así. - Dijo Estocolmo.
¡Nairobi está muerta, Mónica! - Replicó Roma. Bajó la voz. - Nairobi está... muerta.
Se puso a llorar.
Estocolmo se acercó a ella y la abrazó.
Roma se quedó abrazada un buen rato.
Es culpa nuestra... - Dijo Roma. - Teníamos que haber matado a Gandía.
No digas eso. - Contestó Estocolmo, separándose.
Estuvieron un rato hablando.
Un rato que sirvió a Estocolmo para convencer a Roma que tenía que salir de la habitación.
Roma se opuso, pero acabó duchándose y saliendo.
Al salir, se encontró con Palermo. Parecía triste y cansado.
Roma, yo... - Empezó a decir Palermo.
Cállate. - Le ordenó Roma.
Y siguió caminando, detrás de Mónica.
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Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]
FanfictionQuién diría que de ser una chica a la que le gusta disfrazarse y arreglar objetos, pasaría a formar parte del atraco más grande de la historia. El Profesor había puesto 3 normas, pero las normas están para romperse, ¿verdad? ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~...