Se necesita valor

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Hola buenas. Sé que es raro que escriba al principio de un capítulo, lo acostumbro a hacer al final. Pero bueno, es importante.

Os quería decir que yo no soy mi personaje. Lo digo porque hay gente que me confunde con Roma. Yo no soy Roma. Yo no atraqué el Banco de España (aunque no sé si lo haría :v), y yo no conocí al Profesor ni a todos esos. Lo digo porque es importante. Mi personaje lleva mi nombre (no mis apellidos) pero no soy yo.

Supongo que los que os habéis equivocado es porque en la parte 1 escribía en primera persona. Lo hacía por comodidad.

Y bueno nada. Como siempre, agradeceros por leer y ya os dejo. Bai :).

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Al llegar a la habitación, Denver y Roma dejaron a Palermo en una butaca. Helsinki se los miró con una mirada interrogativa. Nairobi estaba muy enfadada. Más enfadada con Palermo, que con Gandía.

¿Se puede saber qué ha sido eso? - Preguntó Nairobi.

Roma y Palermo se quedaron en silencio.

¿Qué pretendías mostrar allí abajo? - Le preguntó Nairobi a Palermo.

Él no dijo nada.

¿Y tú por qué disparas, Roma? - Le preguntó Nairobi a Roma.

Perdón, es que me ha molestado como te ha llamado. - Contestó Roma, avergonzada.

A mí también me ha molestado, pero no podemos disparar a todo el mundo que nos diga algo. - Dijo Nairobi, comprendiendo a su amiga.

Perdón. - Dijo Roma.

No pasa nada. - Contestó Nairobi, con una sonrisa. Se dirigió a Palermo. - ¿Y tú? ¿Crees que es una buena idea pegar a un tío indefenso?

Palermo se dispuso a hablar.

Yo soy el que está al mando. Y te voy a explicar una cosa sobre las leyes que están aquí ahora. - Dijo Palermo. - Al hijo de re mil putas que gose insultar a algún integrante de la banda, le rompo bien la cabeza.

Nairobi lo miró.

Y vós, mil leches, te callás la boca. - Siguió Palermo. - ¿Escuchaste?

Roma suspiró.

A menos que quieras abrir la boca para agradecerme el echo, de que te haya defendido. Por ejemplo. - Dijo Palermo.

Palermo asintió, con una sonrisa.

Yo, - contestó Nairobi - no necesito que un basura como tú me defienda. ¿No te das cuenta? ¿Que igual que tú has pegado un tipo indefenso; yo cojo mi fusil, te reviento la cabeza, te dejo seco, y cojo el mando?

¿A sí? - Preguntó Palermo.

Dirigió su mirada a Helsinki.

Helsinki, atála. - Ordenó Palermo. - Atála de pies y manos por insurrecta. Ahora mismo, vamos.

Helsinki reculó un paso, nervioso. Roma se llevó la mano al bolsillo por si tuviera que sacar la pistola para defender a su amiga.

Helsi, no. - Dijo Nairobi.

Helsi. - Repitió Palermo.

Soltó una risa burlona.

Ay, Helsi. - Dijo Palermo, con una voz infantil. - Perdón. Me parece a mí o te estás dirigiendo a él desde tu mochilita emocional. ¿Puede ser?

Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora