Lo que quedaba de tarde pasó muy lento.
Fué una tarde y noche estresante.
Helsinki le curó la herida de la cabeza a Roma y, al acabar, se dirigieron a ayudar a Tokio.
Tenían que atrapar a Gandía para que no estropeara el plan.
No lo encontraron durante toda la tarde.
Por la noche, Roma se fué a dormir; era su turno de descanso.
Durmió tranquila durante toda la noche, sin saber de lo que se enteraría el día siguiente.
Roma se despertó.
Le dolía la cabeza.
Le dolía mucho la cabeza.
Se levantó, se fué al baño y se duchó. Se vistió, cogió unas galletas de la bolsa y se dirigió a donde estaba Nairobi, para ir a saludarla.
Al llegar se encontró una sorpresa: Allí no estaba solo Nairobi, sinó toda la banda.
Uy, hola. - Saludó Roma, al entrar.
Nairobi sonrió al verla.
Roma le devolvió la sonrisa, pero se le borró al ver a Palermo.
¿Y este qué hace aquí? - Preguntó Roma.
¿Roma? - Escuchó la voz del Profesor.
Hola Profesor. - Saludó Roma. - ¿Qué está pasando?
Nadie le pudo contestar, ya que se escuchó una voz.
Hola, soy Gandía. Jefe de seguridad del Banco de España. - Dijo la voz.
¿Gandía? - Preguntó Roma, sorprendida.
He logrado escapar gracias a la ayuda de Palermo. - Siguió Gandía.
Palermo recibió miradas de desaprobación y desprecio.
Y he conseguido esconderme en una habitación, la misma desde la que les hablo. - Continuó Gandía.
Será cabrón. - Susurró Denver.
Tranquilos, no teman rehenes. Yo les cuidaré. - Finalizó Gandía.
Todos se miraron asustados. Menos Roma, que estaba enfadada.
¿Palermo le has ayudado a escapar? - Preguntó Roma, girándose al hombre.
Palermo bajó la mirada, pero no era una mirada de disculpa.
Roma dejó la pequeña bolsa de galletas en una mesita.
¿Pero a ti qué te pasa? - Le preguntó Roma, enfadada, mientras se acercaba a él. - Que ha intentado matar a Nairobi, y casi lo hace.
Roma, cálmate. - Le pidió Tokio.
No, no, que se explique. - La interrumpió Roma.
Roma, Tokio tiene razón. - Dijo el Profesor, desde el comunicador de Tokio. - Es mejor que te calmes, esto es lo que quiere que pase Gandía.
Roma suspiró y se alejó de Palermo. Volvió a coger las galletas y se sentó en una butaca.
Gandía lo que va a intentar hacer es separaros. - Siguió el Profesor. - Va a ir a por vosotros.
¿A matarnos? - Exclamó Roma, asustada.
No os lo quería decir, pero el hombre es un asesino. - Contestó el Profesor, con voz pesada.
Ostras. - Soltó Denver.
Roma se quedó en silencio, sin saber que decir. Simplemente se comió otra galleta.
Y lo que quiere hacer es separaros para ir a por vosotros. - Dijo el Profesor. - Por eso he traído a Palermo, para que no os separéis.
Se iba con los secretos de estado. - Lo interrumpió Denver.
Eso es mentira. - Contestó Palermo.
Palermo, explícate. - Lo cortó el Profesor.
No son secretos de estado. - Explicó Palermo.
Río, abre el maletín. - Le pidió el Profesor.
Río se acercó al maletín y lo abrió, desconfiado.
¿Qué hay? - Le preguntó el Profesor.
Madalenas. - Contestó Río, con un suspiro.
Los demás se miraron extrañados.
Vale, bueno pues Palermo vuelves a la banda. - Dijo el Profesor.
¿Y qué quiere que haga, señor? - Lo interrumpió Palermo.
¡Lo primero callarte! - Exclamó el Profesor.
Palermo se calló y bajó la mirada.
Vale, lo que haremos ahora será dividirnos. - Explicó el Profesor. - Y obviamente, Palermo no estarás al mando. Seguirá Tokio.
Palermo bajó la mirada y Tokio sonrió.
Lo que haréis será dividiros. - Ordenó el Profesor. - Bogotá y Roma, cuidaréis de Nairobi. Cuando ella se recupere, iréis los tres a la fundición. Estocolmo, Helsinki y Palermo, llevaréis a los rehenes a la biblioteca, es un lugar seguro. Río y Denver, vosotros buscaréis a Gandía. Y Tokio, tú vigilarás y, si quieres, buscarás a Gandía por la planta inferior.
Hubo un silencio.
¿Alguna duda? - Preguntó el Profesor.
Todos negaron con la cabeza.
Pues va, prepararos. - Ordenó el Profesor.
Estocolmo, Helsinki y Palermo bajaron con los rehenes para llevarlos a la biblioteca. Río, Tokio y Denver se pusieron los cascos, los chalecos antibalas, cogieron sus armas...
Ya estaban preparados. Poco a poco salieron todos (menos Nairobi, Bogotá y Roma) de la habitación.
Roma se quedó pensando en qué les esperaba.
Se enfrentaban a un asesino.
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Hola, buenas. Que tal, espero que bien. Hace tiempo que no hablaba, bueno escribía así, y lo echaba de menos. Solo deciros dos cosas.
1.- Que este capítulo es corto. Lo sé. Pero he tenido que dividir un capítulo en dos, porque se me quedaba muy largo. Espero que no os moleste.
2.- Que muchas gracias por leer y votar. Ya sé que lo digo mucho, pero de verdad os lo agradezco.
Bueno, no os molesto más. Podéis seguir leyendo. Un beso :).
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Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]
FanfictionQuién diría que de ser una chica a la que le gusta disfrazarse y arreglar objetos, pasaría a formar parte del atraco más grande de la historia. El Profesor había puesto 3 normas, pero las normas están para romperse, ¿verdad? ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~...