El beso

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Bueno, ya nos podemos ir. - Dijo Nairobi, al cabo de unos minutos.

Se dirigió al ascensor, seguida de Bogotá.

Roma dejó su M16 (a propósito) en el suelo, y también los siguió.

Entraron al ascensor y las puertas se cerraron.

Empezaron a subir.

¡Ay! - Exclamó Roma. - Me he dejado el arma.

Nairobi se la miró con desconfianza.

Bueno, voy a buscarla, vosotros esperadme en alguna sala. - Actuó Roma.

¿Cómo te la has dejado? - Preguntó Nairobi, desconfiada.

Ya había entendido que su amiga intentaba dejarla sola con Bogotá.

Roma se encogió de hombros.

El ascensor llegó abajo.

Id al despacho del Gobernador, yo también iré para allá. - Dijo Roma, antes de salir.

Se cerraron las puertas.

Roma encendió su radio, que estaba conectada al micro que había implantado en la radio de Nairobi.

Se escucharon perfectamente las voces de Bogotá y Nairobi.

¿Y tú qué? - Escuchó a través del micro.

Supo que era la voz de Nairobi.

Hubo un silencio.

¿Yo qué, de qué? - Preguntó Bogotá.

Mmm..., nada. - Dijo Nairobi.

Hubo otro silencio.

Que voy a tener que volver a decirte que no te toco ni con un palo. - Contestó Nairobi. - Porque cuando te lo decía, por lo menos,... me tirabas ficha. Pero, ahora... Parece que tengo el tifus.

Hubo un tercer silencio.

Esque no me quería aprovechar que estabas malita. - Dijo Bogotá.

Al lado de Roma apareció Matías.

¿Qué estás escuchan....? - Preguntó.

Roma le hizo un gesto para que no dijera nada.

Aaaah, ya. - Dijo Nairobi, por la radio. - Pues nada. Esperamos a que se me pase, a que salgamos de aquí, buscamos a mi padre, le pides mi mano...

Roma se imaginó la cara de Bogotá al escuchar eso.

¿Son Nairobi y Bogotá? - Volvió a preguntar Matías.

Roma asintió, y le volvió hacer que se callara.

Si te has vuelto manso... avisa. - Escucharon que decía Nairobi.

Se escuchó como que Bogotá dejaba su arma en el suelo.

Se está acercando a ella. - Susurró Matías, que ya había entendido lo que estaba pasando.

Escucharon un beso.

Que bonito. - Dijo Roma. - Ay, que se van a casar.

Matías se rió, y ahora fué él quien le dijo que se callara.

Hubo otro silencio más.

¿Pero eso qué beso es? - Preguntó Nairobi, en voz baja.

Pudieron escuchar como Nairobi se levantaba de la silla.

Ayúdame a levantarme. - Dijo.

Se escucharon unos pasos al ascensor.

Se van a liar. - Dijo Matías.

Roma sonrió, orgullosa, y apagó la radio.

¿Por qué la has apagado? - Le preguntó Matías.

Porque necesitan intimidad. - Contestó Roma.

Matías asintió.

Por cierto, tienes que trabajar. - Le recordó Roma.

Ah, es verdad. - Dijo Matías, alejándose.

Roma recogió su arma del suelo, y se acercó al ascensor.

Fué a picar el botón pero, en ese momento, sonó una gran explosión.

Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora