Tú ya no puedes vencer

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Después de curar a Gandía, le explicaron el plan. Bueno, solo le dijeron qué tenía que hacer.

Gandía tenía que decirle a la poli que había matado a Tokio y a Nairobi, y que se dirigía a la azotea.

Entonces, Denver se haría pasar por Gandía, y saldría a la azotea. La policía mandaría un helicóptero con Marsella y Lisboa adentro. Lisboa bajaría, y entraría al banco.

Era un plan perfecto.

Todo saldría bien.

Pero solo si Gandía cumplía con su parte.

Llevaron a Gandía a la habitación del pánico. Tokio, Roma y Palermo estaban con él. Los demás lo estaban preparando todo.

Esposaron a Gandía, para que no escapara, y empezó el plan.

Ha llegado tu momento. - Le dijo Tokio. - Ahora vas a ser dueño de tu destino.

Gandía se la miró enfadado.

Vida, o muerte. - Dijo Tokio, sin bajar su pistola. - Hemos reconectado tus aparatitos. Vas a llamar a la carpa, vas a hablar con Tamayo, y le vas a decir que has matado a Nairobi. Hijo de la gran puta. Y que también me has matado a mi. Que todavía no hemos descubierto la habitación del pánico, pero estamos a punto de hacerlo. Que vas a salir, y que llevas una radio.

Gandía bajó la mirada.

¿Qué pasa? - Preguntó Tokio. - ¿Te sigo poniendo cachondo como te clavé la esquila?

Gandía no dijo nada, solo la miró a los ojos.

Roma y Palermo se miraron extrañados.

Al lío. - Finalizó Tokio.

Gandía se giró lentamente, y cogió el teléfono. Apretó una tecla y se lo llevó a la oreja.

Centro de mando. - Dijo una voz.

Roma sonrió.

Soy César Gandía, jefe de seguridad del Gobernador del Banco de España. - Se presentó. - ¡Esto es un engaño me han atrapado, quieren tender una trampa!

Palermo y Roma lo apuntaron con sus M16.

Gandía... - Dijo la voz del Profesor, a través del teléfono. - Soy el Profesor.

Gandía puso los ojos en blanco y Roma y Palermo bajaron las armas.

Sabíamos perfectamente que ibas a hacer eso, y esta ha sido la única oportunidad que has tenido para equivocarte. - Siguió el Profesor.

Roma sacó un cable, y lo enchufó a otro agujero.

Ahora vas a llamar directamente a la carpa, - continuó el Profesor - si vuelves a hacer lo mismo...

Piensa en tu hijo Juanito. - Le dijo Roma a Gandía.

...tokio te ejecutará. - Finalizó el Profesor. - ¿Me oyes, Tokio?

Alto y claro. - Contestó ella.

Escúchame, Tokio. - Dijo el Profesor. - Lo cogerás, y lo ejecutarás.

Tokio asintió.

Pero me gustaría que entendieras una cosa, Gandía. - Dijo el Profesor. - Tú ya no puedes vencer. Ya has perdido, no lo entiendes. La única heroicidad que te queda por hacer, es volver a ver tu mujer y a tu hijo.

Gandía se asustó.

Si no te perderán. - Continuó el Profesor. - Te perderán. ¿Me oyes, Tokio?

Al lío. - Repitió ella.

Palermo lo volvió a apuntar.

Gandía parecía que se había rendido.

Se acercó al teléfono y lo cogió.

Coronel, - dijo, al cabo de un rato - estoy en la habitación del pánico. Peor están a punto de descubrirla.

Tokio, que no había bajado su pistola, asintió, satisfecha.

He eliminado a Nairobi y a Tokio. - Siguió Gandía. - Voy a cometer otra incursión. Llevaré una radio. Les doy la frecuencia.

Mientras tanto, afuera, la policía se preparaba para "sacar" a Gandía.

Helsinki le pasó un papel a Tokio.

Ella se lo mostró a Gandía.

462.662. - Dijo Gandía.

Y colgó el teléfono.

Miró a Tokio a los ojos.

Ven con nosotras. - Le ordenó, enfadada.

Palermo lo cogió del chaleco y lo levantó.

Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora