El Bella Ciao del enemigo

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"Activamos el plan de los ratones." - Dijo el Profesor.

Eso fué lo que alarmó a los integrantes de la banda.

Había pasado un día entero. Sin problemas, solo fundiendo oro y vigilando rehenes. Bueno, un problema sí que habían tenido: durante unas horas, habían perdido el contacto con el Profesor. Ya lo habían solucionado, y el Profesor había llegado a tiempo para contarles lo que quería hacer la policía.

Así que allí estaban, poniéndose los trajes. Pero no había sido tan fácil.

*Flashback*

¿Profesor? - Preguntó Palermo por su comunicador.

Nadie contestó.

¿Profesor me copia? - Insistió Palermo.

Estaban todos en la habitación donde habían curado a Palermo. Habían pasado 8 horas sin noticias del Profesor.

El Profesor dijo que entrarían. A esta hora. - Dijo Palermo.

¿Y qué hacemos? - Preguntó Roma. - No sabemos por donde entrarán, ni como.

Excelente pregunta, amiga mía. - Contestó Palermo.

¿Amiga? - Pensó Roma, mientras Palermo se acercaba a unas cajas.

Estaban tapadas con unas mantas, parecían llenas.

Palermo destapó las cajas, y todos pudieron ver lo que tenían adentro. Estaban llenas de armas.

¿Cómo vamos a atacarles? - Preguntó Nairobi.

Eso nunca sería el plan del Profesor, él intentaría hacer tiempo, o negociar. - Dijo Tokio.

¿Tú ves al Profesor, querida? - Le preguntó Palermo. - Yo tampoco.

Hubo un silencio.

Tenemos que defendernos, ha llegado la hora. - Siguió Palermo.

Pero no sabes por dónde entrarán. - Contestó Tokio.

Palermo dejó su radio a un lado, y cogió un arma.

Ahora estoy yo al mando, y vamos a atacarles. - Insistió Palermo. - La violencia se soluciona con violencia.

Tokio se acercó a él y le miró a los ojos.

El Profesor nos ha enseñado a hablar las cosas, a no ser violentos. - Le dijo Tokio. Se giró a los de la banda. - ¿A qué sí, chicos?

Roma asintió levemente, no muy segura.

Chicos, no me jodáis. - Dijo Tokio, sin creerse que sus amigos no la apoyaban.

¿Sabés lo que creo yo? - Preguntó Palermo.

Tokio se giró para mirarlo a los ojos.

¿Qué crees? - Preguntó ella.

Que vos sabés bien que si soltamos las armas, no te darán a Río. - Contestó Palermo.

Tokio miró al suelo.

¡Despiértense mierdas! - Gritó Palermo a los de la banda.

Helsinki se acercó a las cajas y cogió una pistola.

Helsinki, no. - Dijo Tokio, al pasar por su lado.

Roma ~ La Casa de Papel [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora