#15

187 17 3
                                    

 Podría jurar que ese sonido venía de adentro de su cabeza, pequeños "toc toc toc" retumbaban en el interior. Su cerebro parecía querer salir de su cráneo e irse a dormir tranquilo, lejos de lo que fuera que provocaba aquél sonido.

Según el reloj, eran las 4:16 a.m cuando se deshizo de la idea de seguir ignorando aquella molestia. Abrió sus ojos mientras que usaba sus brazos para incorporarse en la cama, y dando un gran bostezo, se tomó su tiempo para beber un poco del vaso de agua al lado de su cama, observando a sus alrededores mientras pasaba el líquido por su garganta.

 Su mirada se detuvo de repente en la puerta. Parpadeando con lentitud, repasó el sonido que creía oír solo dentro de mi cabeza, aunque no tuvo tiempo de pensarlo demasiado cuando se volvió a escuchar.

Dándose un golpe en la frente antes de arrastrar los pies camino a la puerta, se encontró con el piel clara apenas la abrió, cabizbajo y con el cuerpo decaído.

— Pareces estar muy dispuesto a trabajar— comentó, apoyándose en el marco mientras le veía enderezarse.— ¿A qué hora terminaste tus actividades?— se hizo a un lado para dejarle pasar y se aseguró de cerrar la puerta a sus espaldas.

— A las tres— esperó pacientemente a que la mujer tomara asiento y le insistiese en que le imitara antes de descansar en la cama.— Tuve un conflicto con el Guardia de llaves porque se negaba a abrir la residencia antes de tiempo— comentó, soltando una suave risa.

— ¿Guardia de llaves?— frunció el ceño.— No he conocido a nadie con ese puesto.

— Es alguien que pasa por todos los sectores de la estancia, abriendo la residencia a primera hora de la mañana y asegurándose de que estén completas antes de cerrar. También me reclamó el haber llegado tan tarde...— bufó, echando su cabeza para atrás, pero rápidamente recobrando la compostura y mirándola expectante.

— Entonces pudiste dormir una hora— resolvió, juzgando sus palabras mientras las decía.— Y las actividades de los pieles claras inician a las cuatro y media...— recibió leves asentimientos como respuesta.— Y como tus golpes a la puerta no lograron despertarme, faltan... siete minutos para eso.

— Estaba pensando en rendirme con los golpes, pensé que no querías ser molestada— se encogió de hombros.

— Yo pedí que vinieras— habló con obviedad.— ¿Tienes idea de por qué lo hice?— le vio apretar los labios con fuerza y no pudo evitar sonreír.— Me sentí mal por tomar parte de tu tiempo y obligarte a realizar más trabajo. ¿Estás en condiciones de mantenerte parado, siquiera?

— Siempre estoy listo para trabajar, es parte de lo que soy.

— Esa es una buena ética de trabajo, pero te propongo otra— se aclaró la garganta mientras le veía girarse hacia ella, dispuesto a prestarle atención.— Puedes continuar con tus tareas, que comienzan en cinco minutos, y terminarlas junto al resto de tus compañeros... o puedes mandar eso al demonio, quedarte a dormir hasta que yo decida que es hora de despertar, y repetir esto mañana.

Le vio parpadear con lentitud, como hacia cada vez que parecía necesitar tiempo para pensar. Un gran bostezo la hizo echarme hacia atrás involuntariamente, mientras aún esperaba una palabra por parte del chico, y en poco tiempo ya se encontraba con la cabeza apoyada en su almohada, expectante de una respuesta. Sin embargo, él no dijo ninguna palabra mientras se movía con mucho cuidado por sobre la cama, hasta ocupar un pequeño espacio al pie de esta.

 — La almohada, Lían— corrigió, sintiendo los ojos pesados con paz ante la tarea cumplida. El chico volvió a deslizarse por el colchón, apoyando con suavidad su cabeza en la almohada a su lado, pero quedándose completamente inmóvil allí. Adhara le observó durante un par de segundos, deseando verle descansar tanto como ella planeaba hacerlo, pero se quedó abrazándose a sí mismo y con los ojos bien abiertos.— Bajo la sábana...— pidió, y en segundos vio cómo se preparaba para cumplir con lo que decía.— Encontremos el problema en porqué yo parezco tan dispuesta a dormir y tu pareces tan dispuesto a llevarme la contraria.

Pieles ClarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora