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Aún pese haber pensado que ya se estaba familiarizando con el ambiente desconocido, Adhara volvió a sentirse una plaga mientras era recibida en el comedor por la mirada fija de los cinco habitantes de la casa.

— Te dignaste en aparecer— la sarcástica voz de Zaniah fue recibida con la misma amabilidad con la que fue dada.

— Debe ser un problema para Adhara moverse por la casa, tal vez deba encargarle a alguna mucama que te acompañe para evitar retrasos— sugirió Patrick, siendo un poco menos salvaje a la hora de empezar a comer.— Pero no uno de esos pieles claras, por supuesto.

— Patrick intenta decir que Marin gritó por toda la casa que te encerraste en tu habitación con un piel clara, pero no se atreve— explicó Neil, sin siquiera un toque de arrepentimiento al hablar tan abiertamente, que fue recompensado por un golpe a cada lado por parte de sus hermanos.

— No es como si fuera mentira— defendió Zaniah, mientras hablaba con la boca llena.

— No es como si fuera de nuestra incumbencia— interrumpió Riker, observando al techo para no tener que hacer contacto visual con ninguno.

— Es seguro que no es un tema para la mesa— la voz de Patrick sonó por encima de la de todos, obligando a los que tenían algo para decir a que se lo guardaran.

— Patrick, somos adultos y  podemos hablar civilizadamente acerca de las cosas que nos molestan— aseguró Adhara, dejando con tranquilidad los cubiertos que recién alzaba.

— Estoy consciente de eso, y si en algún momento sucede algo te hablaré al respecto— el hermano mayor se encargó de hacerle sentir un poco más tranquila.

— Me alegra poder entendernos, y mientras hablamos de eso, cuando termine la cena me encantaría que me contaras más acerca de cómo manejas el agua en la residencia de pieles claras— sus palabras hicieron que la expresión amable del hombre desapareciera por un milisegundo, antes de volver a aquella sonrisa falsa.

— Estaré encantado de contarte todo lo que esta casa tenga para ofrecer, siempre y cuando respetes el orden que seguimos.

— Decidiré respetar el orden o no cuando me cuentes todo lo que esta casa tenga para ofrecer.

— Esto me recuerda a cuando mamá y papá peleaban, vaya diversión— habló Zaniah, en un intentos de romper la tensión.

— Dado a que la mayoría en la mesa no conoce la palabra padres, ustedes deberían dejar de actuar así— habló Neil, apoyando la decisión de su cuñada en detener ese ambiente.

— Pero no es una pelea— negó el hombre, riendo levemente.— Intercambiamos ideas, como se supone que los adultos lo hacen.

— Por favor, solo están midiendo quién tiene más agallas— se burló la pelirroja, recibiendo una negación por parte de su esposo.

— De todas formas, no necesito una niñera— informó Adhara, negándose a tener a la tal Marin siguiéndole por todos lados.

— Fue solo una sugerencia, por supuesto.

— Aunque debo admitir que la casa en casi ridículamente grande, es decir, ni siquiera he visto otra habitación que esté ocupada— comentó, extrañada por la distribución de personas en aquel enorme terreno.

Pieles ClarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora