— ¿Cómo se siente saber que vamos a morir y eres la culpable?
— Si dices eso una vez más, seré yo quien nos mate a ambas.
A estas alturas, Adhara tornó a cuestionarse cómo había acabado en la tortura representada por compartir una sala con Zaniah, cuyas quejas se habían convertido casi tan irritantes como el cadáver al otro lado de su vista.
— En serio crees que todo esto es una broma— concluyó la menor, dando otro suspiro de descontento que, en esta ocasión, Adhara le atribuiría al desconcierto.— ¡Estamos básicamente paralizadas, Dara! ¡Cualquiera de esos salvajes podría venir en cualquier momento y hacer quién sabe qué con nosotras!
— ¿Te parece un momento sensible para insultarlos?
— ¡Sé que no es momento para intentar defenderlos!— los intentos de su hermana por patearla, con las piernas aún atadas, fueron patéticos en vista de la mujer.— Estamos a punto de morir y en lo único que piensas es en que tu noviecito te mintió. ¿Adivina qué? ¡Tu novio asesinó a mi esposo!
— ¡Ni siquiera sabes si fue Lían!— intentó defender, pero el sentimiento de culpabilidad le quitó las ganas de continuar con su argumento.— Lamento lo que pasó, pero no puedes desquitarte conmigo. ¡Ni decir que todo esto es debido a que hablé con un piel clara!
— ¡¿Hablaste con un piel clara?! Dara, le diste libre pase por toda la casa, hiciste que fuera imposible para todos nosotros quejarnos de su presencia. Tu enfermiza obsesión con ese piel clara nos trajo aquí— acusó, como si tuviera que hacérselo entender a un niño, aún a pesar de que su voz era débil y entrecortada tras haber gritado.— Es hora de que admitas que tus fetiches han ido demasiado lejos.
— ¡Lían no es un fetiche!
En serio quería concentrarse en ser comprensiva con su hermana, ver las cosas desde su perspectiva tal vez, pero al mismo tiempo deseaba tener más fuerzas, de manera que le fuera posible romper las sogas y abofetear su rostro.
— Pues tú sí eres su fetiche— recalcó con obviedad la menor.— ¿Dices que Neil se escapó con una piel clara? Si el tuyo estuviera tan dispuesto a defenderte como tú a él, entonces no estarías aquí.
— ¡Ni siquiera sabemos donde está! Se supone que estaría en los establos hasta tarde...
— ¡Abre los ojos! No vendrá a rescatarte, no le importas y ambas moriremos, solo porque querías tener una aventura en tus vacaciones.
— No es ninguna aventura— bufó Adhara, no queriendo reconocer esa pequeña voz dentro de su cabeza que se preguntaba si realmente estaba intentado convencerse a sí misma con esas palabras.— Quiero ver a Lían antes de perder la cabeza, ¿está bien? Te ayudaré con cualquier plan suicida que tengas apenas lo vea.
— ¡¿Cuál es tu maldito problema?!— continuó quejándose Zaniah, volviendo a moverse y patalear frenéticamente.— ¿En serio tenías planeado irte de esta casa con ese piel clara bajo la falda? ¿Planeabas conseguirte un esposo con tu mismo fetiche?
— No tenía planeado conseguir a nadie más, ni mucho menos llevármelo escondido.
— ¿Así que solo planeabas renunciar a toda tu vida para que un piel clara pudiera permanecer entre tus piernas?
— Tenía planeado estar con él— soltó un largo suspiro tras verse obligada a alzar la voz al mismo volumen que su hermana, irónicamente para hacer que esta dejara de gritar.— Y con eso me refiero a simplemente estar, existir, en el sentido más inocente de la palabra.
— No es el amor de tu vida solo por haber pasado tiempo contigo.
— Okay, ¿quieres saber cuál era mi plan? Todo lo que quería era irme de aquí tomada de su mano, ¿Acaso era mucho pedir?— intentó masajear sus sienes para calmar su naciente migraña, solo para chocarse contra un muro al notar que las sogas lo impedirían.— Tú pediste la casa de ensueños y el mundo te lo concedió, ¿por qué mi deseo es tan aberrante?
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Pieles Claras
RomanceAdhara no se consideraba una mala persona, era la sociedad quien había planteado la idea de esclavitud muchos años antes de que ella naciera. A ella solo le quedaba cumplir con su rol.