Adhara podía sentir que la confianza de Lían hacia ella había crecido de sobremanera, pues sabía que el chico nunca se habría atrevido a despertarla si no fuera porque se sentía completamente seguro de que nada malo sucedería al respecto.
— Dile a Marin que no iré a desayunar— pese a que esas habían sido sus primeras palabras luego de despertar, fue recibida por un suave buenos días seguido de una fuerte sacudida.
— Tenemos un día largo— sonrió Lían, sin importarle el ceño fruncido de la mujer.— Muchas cosas que hacer.
— Claro que tendremos un día largo si lo empiezas a esta hora— bufó mientras le daba la espalda.
— Entre los pieles claras hay un dicho— aclaró su garganta.— "Un día más de trabajo es un día menos de trabajo"— Adhara se giró dispuesta a juzgar su ética, pero la sonrisa en su rostro la detuvo.
— ¿Estás así de emocionado por armar una pared?— la mujer no evitó rodar los ojos al verle asentir, pero sin embargo eso fue suficiente para que comenzara a considerar levantarse.— No haremos nada sin desayunar.
— Todavía no se sirve el desayuno— informó Lían, pareciendo confundido de que la mujer no conociera aquél dato.
Y pese a que Adhara ya se encontraba apoyada en sus palmas mientras estiraba su cuello para espabilarse, una simple mirada al reloj por primera vez en esa mañana desencadenó una serie de quejidos y amenazas de volver a lanzarse a la cama sin importarle nada, con el piel clara sosteniendo sus hombros como si el hecho de evitar que tocaran el colchón del todo fuese a detener que se durmiera.
— No, no y simplemente no, háblame en tres horas.
— Es mejor trabajar ahora y no cuando se ponga el sol— se quejó, forzándole a sentarse.
— Lo haremos bajo la luz de la luna.
— Por la noche no hay suficiente iluminación.
— ¿Acaso crees que volveré a cancelar todo?— disparó sus sospechas sin saber cual era la reacción que esperaba.— ¿Quieres empezar todo antes de que vuelva a tener un berrinche?
— No pienso eso...
— En ese caso, deberías entender que tenemos todo el tiempo del mundo para llevarlo a cabo.
— En caso de que no lo tengamos, prefiero no desperdiciarlo— se excusó, imitándola al volver a acostarse solo para quedar en una buena posición para suspirar en su nuca.—Pero también necesitamos tiempo para esto—su respiración le cosquilleó el cuello, alentándole a girarse para quedar frente a él.
La luz que entraba por la ventana aún no era la suficiente como para que pudiese divisar al chico por completo, y eso la llevó a pensar aún más lo loco que sonaba el tener que levantarse a esa hora. Con la poca capacidad de ver solo la parte superior de su rostro, solo sabía que su mano recorría el lado de su cuerpo con suavidad y que sus ojos solo se despegaron de sus labios cuando se acercó a besarlos.
— Tenemos tiempo— aseguró la mujer al separarse, sintiendo una mano aferrándose a ella al tiempo que asentía y cerraba los ojos.
Lo siguiente que se oyó en la habitación fueron los golpes en la puerta, y Adhara no tardó en culpar infinitamente a Lían por sentir que su sueño había durado solo un segundo. Sin embargo, antes de poder pegar un grito al cielo, divisó su cuerpo durmiendo tan tranquilamente aún a pesar de la persona afuera de la habitación intentando tirar la puerta abajo, que no pudo hacer más que levantarse y atender a la molestia.
— ¿Los cimientos de la casa son lo suficientemente fuertes como para hacer temblar las paredes de ese modo?— cuestionó la mujer apenas abrió la puerta, encontrándose con una sorprendida sirvienta del otro lado.— Espero que no me haya hecho levantar para quedarse mirándome así...
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Pieles Claras
RomanceAdhara no se consideraba una mala persona, era la sociedad quien había planteado la idea de esclavitud muchos años antes de que ella naciera. A ella solo le quedaba cumplir con su rol.