Adhara estaba complacida con el ambiente de calma que había creado en la habitación, con el piel clara acomodando su ropa en los cajones mientras ella continuaba con la lectura que antes había sido interrumpida. Pero como si el mundo lo quisiera de esa manera, unos golpes en la puerta le dejaron saber que nunca llegaría al punto final.
Vio la manera en la que el piel clara se sintió igual de disturbado por la interrupción a su silencio, también notó que solo se acercó a abrir la puerta una vez que la vio asentir.
— ¿Se puede saber qué está sucediendo aquí?
Tomándose muy en serio su papel de dueña de la casa, Zaniah hizo su paso hacia el interior de la habitación empujando al piel clara de frente la puerta.
— Está acomodando mi habitación— respondió Adhara, con lo que el chico volvió a su trabajo de doblar y guardar ropa.
— Les pagamos a las mucamas para eso— informó su hermana, asegurándose de cerrar la puerta antes de sentarse en la cama.— Sé que en casa mamá y papá les daban ciertas libertades a los pieles claras, pero Patrick opina diferente.
— Dejaste que Patrick te comprara un lavado de cerebro, ya veo— ni siquiera quiso levanta la vista de su libro mientras oía las quejas de la menor.
— ¡Hay miles de reportes!— la forma en la que Zaniah se puso de pie fue como si la hubieran pateado.— ¡Te enseñaré todos los textos que hablan sobre cómo los pieles claras pueden pasarnos enfermedades!— se acercó lentamente al chico, que parecía no prestar atención a la conversación, pero que se encogió cuando notó a Zaniah analizándolo desde más cerca.— ¡Y esa es mi camiseta!
— ¿Por qué interrumpes en sus tareas?— bufó Adhara, poniéndose de pie también y haciendo que el piel clara imitara la acción.
— En esta casa los pieles claras no hacen ese trabajo— la pelirroja abrazó su camisa recién encontrada, sacudiéndola como si las manos del piel clara la hubiesen contaminado.— Si querías sábanas y mantas, deberías habérselas pedido a una de las mucamas. Ahora tendré que tirar a la basura todo— lloriqueó, tirando al suelo la camiseta que acababa de volver su posesión.
— Al menos dame la remera...
— Por supuesto que no— frunció el ceño como si la idea fuera impensable.— Que yo no la quiera, no significa que quiera que tú la tengas— volvió a fijar su vista en el piel clara mientras negaba con la cabeza.— Y deberías recordar que ese no sabe qué está haciendo, seguramente tu cajón es un desastre ahora.
— Estoy segura de que sabe más de lo que le das crédito— aseguró Adhara, haciendo un recuento de todo lo que le había pedido y la competencia con la que había logrado todo.
— La verdad es que puedes hacer lo que se te antoje, pero yo no quiero que ese sucio esté tocando las cosas de mi casa— con otro empujón, su hermana logró que el piel clara se alejara de las cajoneras blancas, pero este ni lento ni perezoso, comenzó a doblar las ropas y posarlas sobre la cama
— ¿Entonces qué? ¿Debo esperar a que las mucamas terminen de limpiar las 102 habitaciones antes de que vengan a ayudarme?
— Marin es insoportable, pero es lo suficientemente buena en lo que hace para dejarla para ti— pese a que su voz sonó como si esa fuese una decisión tomada, solo le tomó ver la mirada que Adhara le mandaba para saber que había problemas.
— Prefiero seguir usando al piel clara.
— Si lo que realmente buscas es volver a esos hábitos tuyos, estoy segura de que puedo conseguirte un transporte semanal para que vayas a la ciudad.
— ¿Mis hábitos?— repitió, solo para confirmar que tenía razón de darle un buen golpe.
— Sabes de lo que hablo.
— ¿Y crees que deberías hablar de eso?
— Si lo que quieres es acostarte con un piel clara, nadie va a impedirlo— las palabras de Zaniah hicieron que el chico, aún sentado en el suelo, detuviera todos sus movimientos por unos segundos.
Si no fuera por aquél color de piel, lo avergonzado que se encontraba no hubiera sido notable, pero su rostro tomó un fuerte color rojo mientras se obligaba a sí mismo a ignorar la conversación y continuar su trabajo.
— ¿Tienes algo más que decir o solo vienes a molestar?
— Dentro de todo, al menos podrías usar uno que esté limpio— poniéndose la recién adquirida prenda como guante, la menor pasó un dedo por la mejilla del piel clara, para luego mostrar casi con orgullo la mancha de tierra que había dejado.
— Eso habla muy mal de las duchas de la estancia...
— Hay que ahorrar agua— se defendió, inmediatamente recibiendo una mirada consternada por parte de la mayor.— El agua de las residencias se abre una hora por día, Patrick y yo acordamos que sería suficiente, y como no podemos permitir gastar el agua caliente de la casa, los baños no son muy populares en invierno...
— Comenzaré a meter tu cabeza en una tina llena de agua por una hora a la día— Adhara esperaba que tocando sus sienes se fuera la migraña que le causaba su hermana, pero esta vez la molestia era demasiado grande.
— El punto es que está sucio— le dio un tonto golpe con el pie al chico.— No quiero que nada sucio esté dentro la casa y, recalcando que es mi casa, no quiero que discutas conmigo. Baja a cenar y que el piel clara baje para dejar de tocar mis sábanas.
El nombrado dio un salto para arreglar su postura al darse cuenta de que sus antebrazos estaban perezosamente apoyados en el colchón mientras doblaba la ropa.
Si no fuera por el disgusto causado, Adhara hubiese agradecido que su hermana por fin se retirara de la habitación, aún a pesar del exagerado portazo.
— Vendrás aquí de nuevo, mañana temprano— avisó la mujer, recibiendo un rápido asentimiento con la cabeza.— Y probablemente quieras irte antes de que alguien más venga a darte otra bofetada— con la marca roja que había dejado la mucama en su mejilla y la manera en la que se retorció cuando Adhara quiso inspeccionarlo, era obvio que se había esforzado en mantener la boca cerrada mientras Zaniah limpiaba su rostro.— Puedes volver a tu trabajo de siempre.
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¡Hola!
Gracias por detenerse, y espero que disfruten su lectura.
Lucie.
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Pieles Claras
RomanceAdhara no se consideraba una mala persona, era la sociedad quien había planteado la idea de esclavitud muchos años antes de que ella naciera. A ella solo le quedaba cumplir con su rol.