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 Adhara se sentía incapaz de encontrar una posición más cómoda, estando lo suficiente consiente como para saber que su mano tenía un calambre, pero no lo suficiente como para abrir sus ojos. Sin embargo, el constante contacto de su antebrazo con el colchón desnudo provocó que su piel comenzara a quejarse de la aspereza del mismo

 Muy al contrario de su plan original de dormir hasta el día siguiente, se vio obligada a sentarse en la cama e intentar estabilizarse pasando el dorso de sus manos por sus ojos, determinada a vencer el sueño para ponerse de pie.

 Su cuerpo se arrastró por si mismo hacia la ventana, donde observando que el cielo se había vuelto oscuro se tomó unos segundos para asegurarse de que estaba despierta. Con lo exhausta que estaba, lo único que le reconfortaba era saber que estaba en un horario adecuado para dormir por varias horas más.

 Pese a que la idea de volver a acostarse como si nada era muy atractiva, también sabía que no podría pasar la noche en la habitación con el frío de las últimas noches de invierno y sin ninguna manta. Y allí estaba, había llegado el momento de ser una visita molesta.

 Pero mientras hacía su camino hacia la puerta, se dio cuenta de que no sabía a quién buscar ni en dónde buscarlos.

 Sabía que Zaniah nunca había armado una cama cuando vivían juntas, y dudaba que eso fuese a cambiar en algún futuro, y ninguno de los hombres parecía del tipo que realizara tareas del hogar por hobby. Fijó su vista hacia el principio del pasillo mientras continuaba analizando sus opciones, hasta que su salvación apareció como si de un milagro se tratara.

 Observó al piel clara acercándose, tomando extremo cuidado en examinarlo. Seguramente el chico notaba la mirada clavada en él, pero Adhara no dejó que eso la detuviera de ver lo delicado que se veía, aún debajo de la ropa tres talles mayor al adecuado.

 Y esperó pacientemente a que el chico pasara por frente la puerta de su habitación para llamarle, pero cuando estaba a unos pocos metros terminó por detenerse a dos puertas de la suya, entrando con rapidez  y desapareciendo de su vista.

— ¡Hey, espera!— pero no recibió ninguna respuesta ni señal de haber sido oída.— ¡Hey, piel clara!

 Esas palabras sí fueron suficientes para llamar su atención, y aún más, para lograr que corriera a su encuentro, esperando órdenes justo luego de dar una pequeña reverencia.

Poder observarlo de cerca se sintió mucho más emocionante, y le dio más información que con solo ver su figura. No tenía idea de si pertenecía a la casa desde hace mucho, de si era el hijo de alguna piel clara de la familia o de si Patrick lo había comprado por su cuenta, pero era completamente seguro y positivo de que debía haber valido una fortuna.

 Era de ese tipo de piel clara, con la cara de cachorro entrenado para cumplir órdenes a la perfección, y aunque eso realmente valía cierto dinero de por sí, lo que le hacía una completa mina de oro eran sus facciones. Sus ojos rasgados, labios finos y cabello lacio y negro demostraban que no era para nada de esa zona, o que al menos sus padres no lo habrían sido.

—La cama no está hecha— informó Adhara, sin importarle demostrar descaradamente lo interesada que estaba en seguir mirándolo. Sin embargo, salió de su encanto al notar que el piel clara  no se había movido a pesar de sus palabras.— Quiero sábanas.

 Con eso, sus ojos parecieron iluminarse como si recién entendiera y en seguida caminó por el pasillo hasta llegar a la puerta de un armario, señalándola y pareciendo no estar dispuesto a hacer más. De inmediato Adhara consideró que había encontrado al piel clara más inútil de la casa, y rechistó en su camino a abrir el armario y sacar el juego de sábanas que más le gustaban, lanzándolas a los brazos del piel clara para luego cerrar la puerta con brusquedad.

 Sin embargo el piel clara la volvió a abrir, señalando en silencio hacia los estantes de más arriba donde se guardaban las toallas. Considerando que eso era también algo que necesitaría luego, Adhara también se la lanzó al piel clara, quien se limitó a recibirla y seguir a la mujer tras haber cerrado la puerta del armario nuevamente.

 Y cuando se adentro a la habitación tímidamente, posando en la cama lo que acababa de conseguir, el piel clara pareció complacido con su trabajo y dispuesto a irse, pero ver que la mujer aún le miraba expectante le hizo detenerse.

— Ordena la cama antes de irte— pidió, tomando asiento en la silla junto al escritorio para tener un asiento de primera fila de la manera en la que sus ojos vacilaron unos segundos, inseguro de hacer lo que decía, pero tomando poco tiempo en continuar su trabajo.

 Y mientras él hacía lo posible para no enredarse en las sábanas mientras las acomodaba, Adhara seguía con su tarea de observarlo, pensando de mil maneras la misma oración. 

 El color de su piel era una verdadera pena.

— Muy bien, eso era todo— asintió la mujer, cuando el chico aparentemente satisfecho con su trabajo se paró frente a ella con las manos en la espalda.— ¿A qué hora se sirve la cena?— un encogimiento de hombros fue lo único que obtuvo como respuesta.— Estoy hambrienta, ¿acaso tú no tienes hambre?

Pero lo único que obtuvo fue una mirada vacía, junto a unos lentos y confusos parpadeos.

— ¿Comida?— Adhara señaló el estómago ajeno para luego pasar sus manos por su propio estómago, esforzándose en hacer un gesto de llevar algo a su boca.— Solo quédate aquí— bufó, dando unos golpes al colchón mientras lo miraba.

Cuando decidió hacerle caso, determinó que nunca había visto a alguien moverse tan lento.

— Buscaré comida— intentó que las señas que hacía tuvieran el suficiente sentido como para que el piel clara entendiera lo que decía, y tomó el no recibir una mirada extraña de su parte como una afirmación a que había entendido.

 Estaba segura de que robar un poco de comida de la cocina sería más fácil que ese involuntario juego de charadas que había iniciado con el piel clara, pero por otra parte, la más difícil de sus tareas seguro sería encontrar la cocina en sí.

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¡Hola!

Es la primera interacción con un piel clara, en los próximos capítulos tengo planeado exponer más y más cómo funcionan las relaciones entre los distintos sectores sociales y ruego que a ustedes les guste mi manera de expresarlo. Gracias por detenerse, y espero que disfruten su lectura.

Lucie.

Pieles ClarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora