#27

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— ¿Te sientes mejor ahora?— cuestionó Neil, dándole una sonrisa burlona al ponerse de nuevo sus lentes.

— ¿Es necesario que me hagas sentir peor?— Adhara habló de mala gana antes de pasar la cabeza por el cuello de su camisa, dándole la espalda al chico recostado en la cama.

— ¿Cómo crees que me siento yo?— se sentó, lanzándole su liga del cabello.— Casi lloraste, ¿Qué crees que le hace eso a mi autoestima?

— No tiene nada que ver contigo— aseguró con un tono cortante.

— Lo sé— canturreó, poniéndose de pie y colocándose su ropa.— Y también sé con qué sí tiene que ver.

— Ciertamente, no lo pregunté.

— Todo el mundo te lo dijo— se burló, negando con la cabeza mientras se acercaba lo suficiente a ella para obligarla a mirarle.— Hay muchas razones por las que no debes relacionarte con un piel clara.

— Pero no necesito que las enlistes.

— Podríamos empezar con que su higiene es dudosa— levantó uno de sus dedos para contar, ignorando sus palabras.— Siguiendo con que lo último que necesitas es un hijo, no solo bastardo, sino también mixto— hizo un gesto de desagrado.— Y la cereza del pastel es que, incluso si ambos sienten lo mismo, nunca podrá pasar.

— ¿Nunca te cansas de hablar cuando no se te pide?

— De eso se trata, ¿no?— volvió a sentarse en la cama, confiado de que esta vez tenía su atención.— Te duele el corazón porque no puedes darle besos frente a todos— se burló, estirando los labios juguetonamente.— Pero no te preocupes, aprenderás a conformarte con besarle solo dentro de cuatro paredes.

— Me hiciste un favor, y solo por eso siendo cortés y no estoy yéndome mientras aún hablas— informó, cruzando los brazos.— ¿Cuánto falta para que termines?

— Te gusta Lían y te molesta demasiado que no puedes hacer absolutamente nada al respecto, porque nadie lo aceptaría.

— No puedo hacer nada al respecto porque Lían no lo quiere así— corrigió, dándose la vuelta dispuesta a marcharme.

 Sin embargo, ya se esperaba que después de soltar eso el entrometido de Neil no se conformaría con tan pocos detalles. Ya había dado varios pasos en dirección a la sala cuando las manos del chico se posaron en sus hombros y la obligaron a retroceder hasta volver a ingresar a la habitación.

— ¿Qué significa eso?— cuestionó, cerrando la puerta luego de empujarla adentro.

— ¿Sabes cuál es otra razón para no relacionarse con un piel clara?— suspiró profundamente antes de continuar.— No son tan estúpidos como podrías llegar a creer, saben qué hacen y porqué lo hacen.

— Discúlpame si pongo en duda la capacidad de tu pequeño piel clara para pensar, pero siendo honestos me preocupa que ni siquiera tenga habilidad para hablar— admitió, subiendo los hombros.

— ¿Realmente importa si lo planeó él, o Pierre, o Margaret?— soltó un bufido.— Lo único relevante es que estoy segura de que Lían hubiese preferido pasar todo este tiempo con su novia antes que conmigo.

— Margaret no planeó nada— el chico frunció el ceño.— ¿Y a quien te refieres con "su novia"?

— Una niña, un poco rubia— apretó los labios para concentrarse en buscar su rostro.— Con sus ojos... tan escandalosos— negó con la cabeza.— La vi con los otros pieles claras hace un rato. Tenía el rostro rojo por haber llorado demasiado, pero aún estando a metros de distancia podías ver qué sus ojos verdes brillaban como si su objetivo fuera alumbrar toda oscuridad.

Pieles ClarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora