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— Honestamente, ¿alguna vez lo vieron usar esto?

 Adhara sostuvo en el aire uno de los suéteres de Blake para que sus dos acompañantes pudieran verlo, pero no logró que ni Neil limpiando la tinta de sus manos ni Lían esforzándose para abrir los cajones de la cómoda le prestarán la suficiente atención.

— Podemos quedarnos con cualquier cosa que no sea de color negro— aseguró Neil vagamente, preparándose para abrir la otra puerta del armario y esperando no encontrarse con otra proyección casera cazabobos.

— Pensé que estábamos aquí para enviarle sus cosas a Blake, no para robarle— murmuró Lían, lanzando un bufido al aire luego de su decimo intento de forzar el cajón sin éxito.

— Con todas estas molestias, deberíamos quedarnos con todo lo que hay en la habitación— gracias a otro disparo de tinta dirigido directamente a su pecho, Neil terminó lanzándose a la cama, igual de frustrado que el piel clara.— ¡¿Qué tantas cosas tiene para esconder?!

— Tal vez sea un mecanismo para evitar robos— sugirió Lían, siendo ignorado mientras Neil hacía un berrinche y Adhara continuaba empeñada en separar la ropa de Blake que planeaba quedarse.

— Deberíamos lanzarla por la ventana— comentó Neil, luego de haber respirado lo suficientemente hondo como para no ser él quien se lanzara por la ventana.— Eso hará que se abra— sus ojos se clavaron en la cómoda en la que Lían trabajaba.

 Pese a que la mujer estuvo más que dispuesta ante la simple idea de arrojar algo por la ventana, Lían se interpuso entre ellos y el mueble apenas sintió que se acercaban.

— Piénsenlo un segundo, ¿a Blake le agradaría lo que quieren hacer?

— A Blake ni siquiera le agrado yo— bufó Neil, golpeando la mano del chico para sacarlo del medio.

— ¿Por qué no vas abajo y cuidas que no le lancemos un mueble a nadie?— sugirió Adhara, empujando a Neil antes de a este se le ocurriera obligar a Lían a moverse, y siendo mucho más gentil al poner sus manos en los hombros del piel clara, tanto para intentar calmarlo como para empujarle hacia la salida.

 Aún se mantenía esperando el día en que Lían se reusara a hacer las cosas que le pidiera, pero este no sería ese momento. El chico solo suspiró antes de cumplir.

— ¿Qué crees que encontremos aquí?— con esa pregunta, Neil evitó que la mirada de Adhara se pegara a Lían mientras se alejaba.

— No encontramos nada tras las puertas con pistolas de tinta, tampoco en los cajones con globos de confeti, probablemente no haya nada y nos tomamos todo este esfuerzo para que Blake se ría de nosotros.

— Blake no se hubiese tomado todo ese tiempo para molestar a quienes entraran a su habitación— contradijo el chico con obviedad, tomando esas palabras como un reto y dirigiéndose con rapidez hacia el armario.— Cuando éramos niños esta habitación era el punto de encuentro entre los tres, y estoy seguro de que todas estas pequeñas trampas eran para que Riker y yo no nos metamos en sus asuntos.

— Entonces tal vez debas permanecer fuera de sus asuntos— Adhara se encogió de hombros, entendiendo parte de la preocupación de Lían hacia lo que hacían.

— Es la primera vez que entro aquí desde que Blake descubrió qué significaba la palabra política, déjame disfrutar el momento— se excusó, tirando de una de las puertas como si eso fuera a abrir un compartimiento secreto.— Y no es como si fuera a importarle que destruyamos su habitación, de todas formas no volverá.

— ¿No te apetece conservar la memoria de tu hermano intacta?— cuestionó la mujer de manera sarcástica, sacando la cabeza por la ventana para ver a Lían saludándole desde abajo.— Ayúdame con esto.

Pieles ClarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora